20 de febrero de 2009

Dinero barato, dices. Tu VISA al 24,6% TAE.

Una presentación que me han hecho llegar por correo critica la morterada de millones que se han puesto a disposición de las entidades financieras, en todo el mundo, incluido este país, haciendo ver que con toda esa cantidad se podrían modificar radicalmente las condiciones de vida de los seres humanos en prácticamente todo el mundo.

Quizás no sea tan fácil como el autor de la presentación apunta, pero lo que sí parece evidente es que muchas de las medidas que se adoptan para facilitar la actividad comercial tiene como resultado, precisamente el contrario,  la dificultad de operar.

Por ejemplo, el crédito al consumo, que ronda el 17% TAE, siempre que te lo conceda la entidad financiera y que es un precio enorme, comparado con el tipo de interés que establecen los comercios y que ronda el 12% para los bienes de carácter duradero (un coche, una nevera, el nuevo ordenador, ya sabes, duradero).

O el precio de la famosa tarjeta Visa, esa que cada entidad financiera regula pero que a la menor protesta o queja sobre el tipo de interés establecido, lanza balones fuera, atribuyendole a la empresa Visa (virtual, con pocos empleados, que nada tiene que ver con el dinero en si mismo, que no es un banco, sino un servicio para bancos)

Así que por más que abarate el dinero el Banco Central Europeo o el Banco Central Norteamericano, los clientes seguiremos apechugando con la parte del león en la generación de beneficios a las entidades financieras.

¿Dónde están las medidas de activación de la economía?

Voy a tener que comprarme el libro de Samuelson para comprender algo de lo que está sucediendo.

Pero antes le echaré un vistazo a la cotización del cartón y del cobre, porque un par de noches de insomnio a la semana no hay quien nos las quite. Y quién de nosotros no conoce a alguien con una furgoneta para recoger chatarra o algo mejor. Aunque el cartón está al 50% de su precio de hace unos meses. Y el cobre. Eso cabrea y mucho a los ricos de las Eléctricas.