30 de julio de 2005

Reflexión: Dinero por trabajo




Los responsables de las empresas de rating, la prensa económica y los asesores financieros, los verdaderos amos del cotarro del valor de las acciones y los que empujaron a la gente a comprar terras y repsoles en aquellos años de capitalismo popular, se excitan con la idea de puestos de trabajo de muy baja calidad, reducción de empleo y sinergias, un termino que reinterpretan sistemática pero conscientemente mal.

Para esos individuos, apretados de conformidad social –todos piensan igual, son clones- la fusión de cualesquiera dos empresas genera sinergias que se traducen en la salida de unos cuantos miles de humanos de sus instalaciones.

El nombramiento de un nuevo presidente en una compañía en dificultades les provoca el mismo nivel de excitación. Si les preguntas cuál es el objeto de una empresa, te dirán que ganar dinero para los accionistas, generar valor para los mismos o cualquier otro convencionalismo similar.

La gente juega a la lotería para ganar dinero.

El objetivo principal de una empresa es otro. Si no, ¿Qué hacen gastándolo en memorias y procedimientos de responsabilidad social corporativa, viabilidad futura, seguridad de uso del producto, patrocinio de eventos y ongs, engañarnos?

Los beneficios de una empresa son el resultado de una buena gestión y garantizan su futuro. Por eso hay una partida en el balance que se llama capital y reservas. Para cuando las cosas no vayan tan bien, poder seguir adelante, ¿no?

“El éxito descansa en un sistema de distribución intensivo de mano de obra mal pagada, subcontratada a alguna empresa de trabajo temporal”, dice un periodista a propósito de una empresa de distribución de productos de consumo por internet.

Apenas 7 dólares a la hora es lo que ganan los trabajadores en muchos oficios, en el Imperio. La mayoría de los que viven haciendo este tipo de tareas tienen dos empleos. Igual de mal pagados.

Por ejemplo, estos son dos de los trabajos vitales en amazon:

empaquetador y emailador.

Personas que empaquetan a destajo los pedidos de los consumidores.

Docenas de emailadores, personas que contestan con prontitud las solicitudes y dudas de los consumidores:

-¿Ha salido mi pedido ya?
-¿Dónde está mi pedido ahora?
-¿Porqué no llega mi jodido pedido ya?
-¡Me cago en todos vosotros! ¡Pues ya no quiero mi pedido! Ahora quiero…

Otro gran empleo es el de limpiador (Janitor), personas que bruñen el metal de las ventanas y del edificio de las grandes empresas -ya estén ubicadas en el Imperio o tengan la sede en Barna, Bilbao o Madrid- y que apenas pueden pagar un sitio donde dormir, por lo que comparten con otras familias habitaciones y pueden caer en las redes del metro cuadrado de subarriendo.

La red del subarriendo es otro modelo de plusvalías, otra grandeza capitalista.
Así funciona: Alguien te adquiere el piso que has puesto en alquiler. Luego realquila a otras personas parcelas del espacio que te ha alquilado. El precio de las parcelas en su conjunto es superior al precio del alquiler que ha contratado. Fácil, ¿no?

Así que los Janitors juegan compulsivamente a cualquiera de las loterías con que todos los gobiernos entretienen a su grey. Fantástico.

Entretanto, los fundadores de las grandes empresas de Internet, tan admirados por la industria del píxel, son ensalzados por cientos de periodistas que escriben sobre la bondad de los sistemas de ventas por Internet, la libertad que nos han dado y la enorme capacidad intelectual que acumulan estos individuos, ya se trate del dueño de amazon, los fundadores de yahoo o el cocinero de google, a quien le hicieron debutar en la presentación de resultados financieros. Apareció facilitando los resultados en términos de consumo de proteínas y grasas.

Costco, una empresa de distribución hard discount, del estilo dia o lidl, pero con un surtido más amplio –por ejemplo, puedes adquirir un sofá de piel por un tercio de su precio en una tienda de muebles, o un pijama, o elegir entre cuatro marcas de dentífrico, pero no tienes 22 marcas de detergente, como en el carrefour- y que compite con walmart, el gigante de la distribución estadounidense, les paga algo mejor que el resto de competidores .

Así por ejemplo, sus trabajadores pagan el 8% del coste del seguro médico, mientras que en la competencia han de soportar el 25% de ese coste.

Estas cantidades se descuentan directamente de la nómina, claro.

Los analistas financieros le advierten a la empresa que esa generosidad puede redundar negativamente en su valor en bolsa.

Aquí en España, Mercadona ha reducido la rotación de su personal a partir de mejoras sociales simples como hacerles fijos, permitirles que trabajen cerca de casa o creando guarderías.

Empresas como el Pozo, de fabricación de embutidos, también tienen una política de ventajas sociales de ese tipo.

Incluso disponen de un servicio de ayuda psicológica para sus trabajadores: problemas de alcoholismo, depresión o conflicto familiar pueden ser asesorados por un servicio psicológico gratuito, ofrecido por la propia empresa.

No son medidas gratuitas, claro.

Tienen una rentabilidad obvia para la empresa. Menos rotación de la gente y mayor productividad, porque el trabajador se compromete con quien le trata bien.
Y es evidente que están mejor que en otros sitios asquerosos para trabajar.

Volviendo a los admirados de internet. ¡Joder! Si has estudiado Informática en Stanford y no tienes un proyecto de fin de carrera que tenga que ver con los bits, ¿Qué coño has estudiado?

Igual que muchos de los mejores abogados del Imperio han estudiado en Harvard y /o en Yale, la mayoría de los dominadores del business de los bits proceden de Stanford y del Instituto Tecnológico de Massachussets.

Sociología de la influencia o conformismo social, llámalo como quieras. Muy pocos de ellos van a hacer otra cosa. Es lo que saben hacer.

Si en Níger eres “un esperanza de vida 42 años”, en Stanford serás un jodido proyecto de geek informático. Conformidad social prefiero denominarlo.

Claro que el conformismo social puede alterar el juicio como dice Sandra Blakeslee en un artículo en diario el país, del jueves 14 de julio de 2005, en el suplemento del New York Times a propósito de la investigación de Gregory Berns sobre los antiguos experimentos de Asch.


Normal, ¿no?




4 Comments:

Blogger Unknown said...

Si "normal" se entiende como concepto estadístico, como lo que ocurre con mas frecuencia y lo que es mas probable que suceda: SI.
Pero todo esto que describes muy bien no nos lleva a ningún sitio. Bueno si, a un sitio al que no nos va a gustar estar.

3:26 p. m.  
Blogger Ken said...

Hi Thalasos, thanks a lot for reading my blog. I am from Malaysia and live in Kuala Lumpur.

5:41 p. m.  
Blogger Thalasos said...

No escribo para mover. Ni tan siquiera para denunciar. Lo hago por placer. Algunas ideas son mías y otras de otra gente. El libro hard work, en cualquier caso, existe. Y no logo y...
Gracias por colaborar, tele.

3:28 p. m.  
Blogger Thalasos said...

Hi, Ken. Your page is full interesting for me, due to the fact I've not many changes to travel abroad. I will visit your page often.

3:31 p. m.  

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