22 de julio de 2005

Pablo: In itinere



En el autobús, el compañero de viaje se pasó todo el trayecto tratando de calmar a las gallinas que llevaba en una jaula.

Antes de subir a la camioneta o guagua, tuvo una discusión con el conductor, que intentaba colocar la jaula en el portaequipajes inferior.

-¡Con la calor se me mueren, señor agente! Ersaborio.

El inspector de la compañía medió en el conflicto y… la jaula acabó ocupando el 50% de mi asiento.

Cuestión de asertividad.

Porque estuve a punto de acabar yo mismo en el portaequipajes.

Como me tocó sentarme en un asiento de pasillo, me llevé todos los golpes de este mundo en el hombro apenas curado, debido a las mochilas, radiocassettes de la era de la Motown y bolsos tamaño ultrafamiliar que los viajeros suelen portar cuando regresan de la capital al pueblo.

Al llegar al pueblo eran las 13h30’. Saqué el bocadillo de mortadela sevillana, aderezado con lechuga retractilada en el ahorramas a las 6 de la mañana del domingo de ramos, turno de noche –lo pone en la etiqueta ecoOne-de la bolsa de hombro y me senté en la plaza, cerca de una fuente, a despachar el refrigerio. La mortadela había perdido su lustroso tono, el que se obtiene con el famoso CE007 Colorante Rosa Mortadela, comercializado en Bote 500 g (1346) -existe y nos lo comemos, claro- y que al ser líquido, se evapora con el calor.

Como no suelo emplear papel de plata para los bocadillos, porque me sale la cuartilla necesaria para envolver uno de tamaño medio destrozada por un lado, pese a que utilizo la sierra o zona mordiente del envase de cartón que contiene el rollo de aluminio...

La plata sólo me gusta con las chocolatinas, porque se puede chupar después, sobre todo si el chocolate se ha derretido en el entretiempo.

Al terminar con la pitanza, pregunté a un carretero que pasaba cerca de la fuente.

-¡Buenos días!

-¡A la par de Dios!

-¿Sabe dónde está la oficina de “Das Modern ETT”, cerca del puente de los escaramujos?

-¡Eso está lejos! Muy lejos. Si quiere le llevo en la carreta.

-¡Muchísimas gracias!. ¡Que Dios se lo pague!

Intenté emular su fe católica acudiendo al refranero de los beatos, que tan buenos resultados le daba a mi madre cuando tenía que adquirir bienes de consumo a crédito en la panadería.

Aunque en el supermercado moderno no funcionan, claro.

-¡Dios ya tendrá tiempo de abonarme lo que me corresponda en el otro mundo, pero en este el recorrido mínimo tiene un precio tarifa estipulado por las ordenanzas del Ilustrísimo Ayuntamiento de Fuensalida, de 8 euros.

-¡Sin recibo, claro!, se permitió añadir, hurgando en mi mezquina animadversión por la Hacienda pública.

-Pero, ¿este pueblo es Chozas de Canales, ¿no? Empecé a sudar, creyendo que la presión emocional a la que me habían sometido las gallinas del vecino de asiento hubiera provocado en mí una confusión espacio-temporal, eso, que me forzara a bajar de la guagua antes de tiempo.

-Chozas forma parte de la Comunidad de pueblos de la alta heredad manchega, y yo dispongo de autorización global para ejercer mi profesión. Vamos, que le llevo en un momento al confín más ignoto de nuestra nación.

En el monedero disponía de dos tiritas, una pequeña piedra de ónice y 7 euros.

Como el billete del autobús lo había adquirido de ida y vuelta, no necesitaba el dinero inmediatamente, pero nunca se sabe cuando estás de viaje.

-¿Podría ser algo menos? Es que no dispongo de tanto.

-Se lo puedo dejar en 7,80, pero con la condición de que al llegar al puente me ayude a darle la vuelta a la carreta. Es que no dispongo de mecanismo adecuado, y el camino es estrecho.

-Sólo tengo siete.

-¡A ver el monedero, señor!

Se lo entregué.

Volcó el contenido sobre su manaza de experto en labores y otras artes rurales o mundanas, y me devolvió el monedero.

-¿Y la piedra?

- Me vendrá bien para el camino. Y se la metió en la boca. A punto estuvo de tragarsela, aunque la esputó con habilidad, soltó un gargajo del tamaño y peso de dos ónices y volvió a introducirsela.

Luego me explicó que el chupar guijarros era un alivio que aprendió de sus mayores. Que le mantenía la boca húmeda, al provocar la segregación de saliva y que por lo tanto, la sensación de sed acuciante quedaba aliviada.

-Como al echar una meada a tiempo, así se queda uno al chupar un canto.

-¡Suba, señorito, que tengo prisa. Aún he de aprovisionar de agua a la bestia y llenar los cántaros!

Su amabilidad conmovió mi ánimo. Me olvidé de lo tarde que se me hacía, otra vez.

Lo que llamaba cántaros eran cerca de 50 garrafas de 5 litros de PVC de agua de Viladrau. La modernidad había llegado hasta aquí también.

Me subí al carro y cuando iba a tomar asiento junto al carretero, me indicó que detrás, que me sentará detrás. Mantuve el equilibrio entre las garrafas, mientras al grito de ¡Arre! la mula o bestia, se ponía cansinamente al paso.

Noventa minutos después llegábamos a una alberca, junto a la cual había un caño entre unas rocas del que manaba un pequeño hilillo de agua.

-¡Beba, que está fresca y es natural! No como la de la ciudad. Y aluego nos ponemos a la faena con los cántaros.

-¡Siento decepcionarle, pero es que llego tarde a una entrevista!

-¡Sinverguenza! ¡Embustero! ¡Hago el esfuerzo de traerle hasta aquí, someto a la Jacinta a una carga excesiva y así me paga!

-Pero si le he pagado.
-¡A regañadientes, con argucias de hombre de ciudad, abusando de mi honestidad!

Se aproximó al carro y recogió algo del escabel. Una especie de látigo, cincha o verga.

Eché a correr tan deprisa como pude.

-¡Ven hacia mi granuja!

Vi el puente, lo crucé tan rápido como las piernas me permitían entre tanto guijarro, tanta ortiga y bosta de cabra, mula y homínido adulto que había sobre el suelo y, de repente, vislumbré la casa solariega con un cartel pintado sobre la puerta.

Das modern ETT.

Salvado.



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3 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Ante todo interesante tu blog. Felicidades.
He leido tu comentario en Aspavientos.com y tan solo decirte que no es un blog monotemático, con lo cual se habla de varias cosas, tanto de Google como de Fraga, para eso tiene distintas categorías que no se si habrás apreciado.
Cuida tus desmayos y si no te interesa leerlo no pierdas el tiempo escribiendo comentarios.
Saludos

12:49 a. m.  
Anonymous Anónimo said...

Ah, perdona, se me olvidaba. Decias que casi caes desmayado tras leer tres post. El que hablaba de Google era el cuarto y alguno más.

Saludos

12:52 a. m.  
Blogger chousas said...

Y es que tener unas buenas comunicaciones es fundamental para una empresa...

3:10 a. m.  

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