27 de julio de 2007

Di-fusiones de verano y redes eléctrico-sociales


Si algo destaca por encima de los demás logros y cambios provocados por Internet, desde mi punto de vista, es la posibilidad de conseguir una amplia red de relaciones. Lo que los anglosajones denominan FOAF, friend of a friend.

La mayoría son gratuitas, salvo que se busquen servicios de valor añadido, del tipo, ¿estudias más que trabajas? Si sólo buscas respuesta a la clásica ¿estudias o trabajas? todavía existen varias gratuitas. El negocio de lugares como Meetic y otros centros de contacto deja poco lugar para la duda. No nos gusta estar solos. Las redes socio-profesionales, con Xing a la cabeza, en el caso de número de “abonados”, al haber adquirido E-conozco hace algunos meses y Neurona más recientemente, también lo confirman.

Estas redes evolucionan a muy buen ritmo, generando propuestas y contenidos novedosos y acercando su uso a nuevas incorporaciones, aunque todos los geeks ya han llegado hasta allí.

Los foros de solución y resolución de problemas, como los grupos de google o yahoo respuestas también se han convertido en un modelo práctico de compartir conocimiento. Incluso de obtener reconocimiento, como en la aplicación de yahoo. Cuanto más respondes, mayor nivel alcanzas.

Una de las ventajas de las redes sociales es que minimiza los sentimientos de soledad y de abandono. Así que, bien utilizadas y explotadas, pueden sustituir a los servicios sociales en las horas en las que nadie visita a quien se siente solo. Y es que los sentimientos de abandono y soledad, al menos en Occidente, pueden llevar al suicidio.

Greeg Lee Carter en un estudio clásico de sociología, The Idea of Contextual Effects, 1991, donde hablaba de las notorias diferencias entre católicos y protestantes a la hora de cometer suicidio, comentaba que mientras los primeros disponían de mecanismos como la confesión para liberar su culpa por haber pecado, los protestantes lo tenían más difícil porque su comunicación con dios era más directa, más individual, así que su dios, que todo lo ve, no les quitaba ojo. La soledad ante la culpa puede ser insoportable. Supongo.

En sus datos, el sociólogo añadía el hecho de que los protestantes en un entorno católico eran menos proclives a cometerlo. Lo mismo se confesaban a hurtadillas. Aunque no existen pruebas de que lo hicieran, me gusta contemplar esta hipótesis. Igual es que les cuesta pedir las cosas. Como el perdón. O ayuda. Un libro americano, May day! Asking for help in times of need, escrito por esta señora, se hace eco de la dificultad que tienen los individuos de algunas sociedades para pedir ayuda. Quizás por ello los estantes de las librerías se llenan de libros de autoayuda. El suyo incluido.

En tiempos de individualismo, donde los tamaños y presentaciones de productos de consumo se multiplican hasta la saciedad y donde disponer de un entrenador personal, -llámese coach en la terminología al uso o asesor de imagen y espíritu- es de lo más cool, donde el segmento de singles crece, no sólo entre las viudas –sip, ellas viven más-, también entre los jóvenes –el caso francés es emblemático-, la red se configura como la panacea, la salvación. Y si está formada por extraños, mejor. Aunque un cartel de los años 70 rezaba lo siguiente: There's no strangers; only friends we don't meet yet. Que viene a decir, como la canción de la misma época "Yo quiero tener un millón de amigos..."

Con el 12% de la población europea viviendo sola –el 6% en España, el 17% en Alemania -30% luteranos- y Finlandia -90% luteranos- (¡estos protestantes!), las redes virtuales alcanzan un protagonismo extraordinario. En Europa y en America.

En los últimos años, crece el número de agencias de viajes especializadas en solteros.

¿Crecerán las redes sociales tanto que reducirán el porcentaje de suicidios en el mundo? ¿En Europa? Si Durkheim viera las cifras. Un 12% de europeos se va de aquí, de manera voluntaria. Sin contar los accidentes de tráfico fatales -un 13%-, que puedan ocultar algunos de esos viajes a ninguna parte. Según los sintoístas japoneses, claro. Los cristianos tienen muy claro a dónde van después del viaje. Bueno, los cristianos profesionales, los sacerdotes, lo tienen menos claro. Porque unos consideran el infierno como posibilidad, mientras que otros lo dan por "cerrado por reformas".

Y también las redes no virtuales crecen. Como se muestra en la fotografía. Cine de verano en una calle de Nueva York. Claro que la influencia de la red eléctrica es importante. Así que en aquellos lugares donde no se cuida como debiera, caso español, las redes sociales, virtuales o no, se van a hacer puñetas, el cine también y el suicidio...

Voy a sacar una silla al portal y a hablar con todos los que pasen por la calle, antes de que anochezca y me quede sin luz para leer un libro de autoayuda mientras me seco el sudor con un single kleenex. ¡VIVA EL CINE DE VERANO! ¡ABAJO EL AISLAMIENTO!


Felices vacaciones a quienes aterricen por aquí.

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