3 de febrero de 2008

Paralelo 90. Duración de la colección.


Pensaba que escribir para otros era más fácil que escribir para mi.

Y era cierto. Desde mil años ha, que sólo escribo para otros.

Informes, informes e informes. A todo el mundo le ha dado por evaluar a los demás. Así que, informes forever. Mejor vivir de ellos que no de las cartas del tarot.

Bueno, ya está.

Treinta segundos de queja son más que suficientes para retomar la tarea.

Un segundo más se convierte en enfermedad mental. Queja de Domingo por la tarde.

Tengo la intención de modificar esta página. Incluso tengo la tentación de hacerla desaparecer.

Por temas de evolución y energía. Este tipo de blog no me es útil. Bueno, desde el punto de vista de pagar facturas, digo. Se queda con demasiadas ideas, propias y ajenas, que rebotan en un discurrir falaz. Publicidad si, no, a medias. Ritmo de percusión. Temas a tratar.

El origen del blog, por lo que sé, es periodístico. No, el de este no lo es, al igual que el de la mayoría que le hacen sonreir a los propietarios de Blogger. Surgen del narcisismo, de la necesidad de contarnos historias con la esperanza de que las compartan con nosotros, de que griten nuestro nombre desde algún PC. Otro. Peces encontrados en el mar.

Es que, a veces, no le encuentro la gracia. ¿A qué? A esto, invertir tiempo en teclear sin objetivo, terapia sugerida a cada uno de nosotros por el principio: Tener un hijo, hacer un libro, plantar un árbol. Para mi que los blogs caen dentro del paralelo 90, el de la moda. Esos son los días que dura una colección de adidas o de nike; otras colecciones, incluso menos. Como las de Zara. Lanzan cada 15 días, distribuyen con uan cadencia tremenda y agotan el stock antes de que esté en la calle. El Paralelo 65. Ese es el objetivo de adidas. De locos. Pienso que te metes en el blog por moda, te [lo] abandonas por otra moda. Al menos es mi caso. Pero bueno, como escribir para uno es más difícil, igual no me hago justicia. Porque yo, para mi, más que una moda soy una gran oportunidad. La mejor que conozco.

Volviendo al blog, de seguir tendría que reactualizar a Pablo, sacarle del sueño...¡Uffs, lo he descubierto! ¿En qué sueño anda Pablo?

Bueno, Pablo se quedó dormido, creo -tengo que releer, igual que todos, para comprender- inmediatamente después de ser descubierto en un hotel de no se dónde. Han pasado tantas cosas. [Tengo que rebuscar entre los cuadernos de trabajo, porque hay varias escenas perdidas.
Cosas escritas en el autobús que me lleva a cualquier pueblo de la comunidad de madrid. Esos que cojo de vez en vez para ir a casa de los clientes, rodeado de colores de todo el mundo, oliendo a sueño y a mandarinas, que últimamente coincido con algunos extranjeros -mujeres, casi siempre, que madrugan tanto como yo suelo hacer,- que anegan el bus con un olor a cítricos, infinitamente más amable que el del amoniaco usado para limpiar asientos y suelo.
Como ando sin coche propio ni particular desde que abandoné el Jané Top Class]

Claro que el acto de reeditar a Pablo, en si mismo es un acto de reconciliación con el blog. Así que difícil cerrarlo. tendré que encontrar el Paralelo exacto, la cadencia. Todos los días no se puede escribir, pero cuatro posts al año es un ritmo parapléjico.

Bueno, antes de que termine el mes, colgaré en pdf todo lo publicado sobre el insigne joven y lo descorcharé con un capítulo excepcional, que le sacará de Dubai y le devolverá a Madrid. Bueno, con un par de vueltas por algun otro lugar. Si no, qué clase de Pablo sería.

No es una entrada interesante. Lo siento. Pero es un compromiso. Y eso, no tiene precio ni nota.

PS: He escrito demasiadas veces la palabra bueno. ¿Será bueno?

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