Metal de hierro y escorias
En la fundición llaman escoria al deshecho del hierro. Pero siempre obtienen algo del metal dentro de esas escorias. Siempre. Por eso rascan la cuchara. Cuesta más obtener el metal de estas impurezas, pero ellos no lo descartan. Porque ese hierro también vale.
La reunión debió terminar tarde.
El Director había convocado al Consejo de Dirección del Centro a partir de las 12 de la mañana.
Así que por la tarde no hubo clase.
Fidel quedó con nosotros a las 13h30’.
Apareció con un par de libros de la colección naranja de Anagrama.
Tomamos unas cañas en el bar El Merengue. Hoy no había dinero para una concha de ensaladilla.
Ferrer dijo que algo tendríamos que hacer. No era necesario algo muy grande pero sí especial.
Que supieran que nosotros estábamos en contra de la medida. Y la expulsión era, si no injusta, excesiva. Máxime cuando las causas eran políticas.
Echarle azúcar en la moto al más destacado de los fachas del Centro tampoco era para tanto.
Bueno, quizás lo de pegarle en las escaleras del Instituto sí.
Cada uno se fue a su casa. Fidel me prestó uno de los libros que había sustraído de la librería Laos. Me preguntaba, aún me pregunto, como era capaz de hacerlo. Todos los pasillos del establecimiento tenían sistema de control por espejos. Él era tan gordo y tan grande que no podía pasar desapercibido.
Su mochila de color verde oliva, siempre al hombro, debía despertar sospechas. Y su chaquetón marino de lana, con esos enormes bolsillos laterales, del tamaño adecuado para un volumen de 15x23 cms. A veces pensaba que la librería podía ser propiedad de algún familiar. Que no sustraía los ejemplares, sino que se los prestaban.
Al día siguiente tampoco hubo Instituto. Iban a pintarlo. Durante la reunión habían decidido qué colores emplear. El verde carcelario-hospitalario desaparecería de las instalaciones.
El viernes sí hubo instituto.
Por la tarde no quedaría casi nadie. Algún profesor en el claustro. Alguno en su despacho, quien lo tuviera.
Volvimos a ver a Fidel.
Había quedado con Emilio en lo que se debía hacer. Apareció con varias bolsas de plástico, la mochila y los bolsillos repletos.
Dentro, los sprays de pintura.
De todos los colores.
Volvimos al Instituto.
Hicimos la faena.
Y nos fuimos a casa.
El lunes, a la puerta del Instituto, el Boluda, de historia, saludó a la bandera, desplazando el ala de su sombrero hacia arriba. Como hacía siempre.
Había nerviosismo entre nosotros. Desde los distintos grupos de estudiantes nos lanzábamos miradas huidizas. No fueran a saber el resto de alumnos.
Sonó el timbre y entramos.
El ruido de las voces era mayor que en otras ocasiones. Los alumnos estaban perplejos. Sobre los paramentos pintados en distintos colores pastel destacaban las pintadas de protesta. Todos los pasillos, todas las escaleras, señas de identidad, nuestras señas de identidad.
Nos llamó el Director, don Pedro. A todos. Sabía quiénes y sabía porqué. Pero no lo entendía.
Dejó de tratarnos con deferencia. Hasta que acabó el curso dejó de saludarnos, de gastar bromas sobre la política o cualesquiera asunto de los habituales, el Celta, la montaña, el mus.
No podía entenderlo. La protesta sí.
Pero no en nuestra propia casa, como solía llamar al Instituto. Nuestra casa.
Como no llegaba el presupuesto, las pintadas fueron cubiertas con cal.
Pegotes de color blanco sobre la nueva pintura.
Todo un año para recordar las consecuencias de nuestros actos.
Fueron readmitidos.
De haber sido hoy, de haber sido otros, quizás le hubiéramos quemado el coche.
O el Instituto. La casa.
Los adultos queremos estar en posesión de la verdad. Así que otra verdad no es posible.
Pero una protesta es una protesta.
Y siempre tiene consecuencias.
Para don Pedro nos habíamos convertido en escoria.
Para el ministro francés Sarkozy, hoy, seríamos escoria también.
Les faltan fundidores.
Personal Opinion Thalasos Reflexiones
7 Comments:
No sé si son escoria o de hierro, pero estos no roban libros en las librerías porque no leen, estos ventegenarios no tienen esperanza
Aquí tienes otra visión de lo mismo
No tienen nada mejor que hacer, y si además les retan y les insultan desde arriba, pues se lo toman como harían con un reto o un insulto de otra banda de otro barrio...
En serio que me cuesta de creer que habiendo nacido en Francia no tengan las mismas oportunidades. Espero que dentro de unos años eso no pase aquí. Aunque preocupa que algunos barrios se estén convirtiendo en hogar exclusivo para inmigrantes.
Me aterra pensar las consecuencias de todo esto...
Un saludo
Una protesta es una protesta pero siempre acaban pagando justos por pecadores. Y todos esos coches quemados, de gente anónima, que no tiene culpa alguna...no se, que se consigue asi?
Un gran texto Thalas, me encantó.
Gracias por los comentarios que habeis dejado. Cada uno de ellos hace una lectura diferente, lo que suele ser bastante mejor que aplicar un pensamiento cerrado y obtuso a una realidad compleja.
Por algo dicen que para algunas tareas nada como un grupo de personas para encontrar la solución.
Os voy a proponer para sustituir a Sarkozy. Por lo menos os leerían y con algunas de vuestras historias seguro que les arrancábais las sonrisas que han perdido. Feliz domingo.
¿Sustituir a un ministro de la derecha? No, gracias, no quiero que me acusen de rojo y de destructor de Francia XD
¿Por qué los políticos al hacerse los tipos duros atraen a parte de la población? A mí se me revuelven las tripas cuando los oigo... Me parece como volver a la esencia misma del tribalismo :S
Además... ¿Qué es la escoria? Empiezas por llamar escoria a esos chicos y acabas llamando escoria al que no comparta un determinado pensamiento (de eso aquí ya sabemos algo, me temo)... (Y puede que no todo el mundo vea que se puede sacar metal también de las escorias ¬¬')
Por cierto, hay una canción que parece ni hecha a posta para estos chavales... "Agotados de esperar el fin" de Los Ilegales...
Publicar un comentario
<< Home