21 de enero de 2006

Hecaton. No, sólo he recopilado 97 de vuestras rarezas.

Apenas tengo conciencia de esa relación. Igual ni es mía. Pero la siento tan vívida, la tengo tan dentro de la memoria. Creo que me pasó a mi. Lo sé. Me pasó a mi. O quizás fue a él a quien le pasó.

Pero a mi la chica de la foto me suena muchísimo. Creo que tuvimos algo que no llegó a cuajar del todo. Igual sólo se trate de un meme grabado en mi cerebro, en mi memoria por un experimento de Loftus, la psicólogo que graba recuerdos en la mente de sus cobayas humanas.

Como algunas de esas manías heredadas, familiares. Los tres hermanos, por ejemplo, que nunca suben en un ascensor cuyas puertas sean dobles. Por miedo a morir asfixiados. Como parece que le pasó... La abuela tampoco subía a los ascensores. Un engrama, un meme, dos neuronas creando una sinapsis permanente para que dure.

Durante días he recopilado algunas de las rarezas, hábitos, manías que las cibercriaturas han redactado en sus páginas, siguiendo la solicitud de algún ciberconocido. A veces, la cadena se rompía, algunos invitados descartaban el reto, despreciaban la maraña, como quien afirmó esto, en su bonita página:

-Como es mi blog, lo haré a mi manera, no paso el testigo a nadie, si no es bueno para mí, no tiene que serlo para otra persona. He dicho.

Pero a los científicos les preocupa mucho esto del conocimiento. Y lo de los memes culturales.

El meme, como unidad de información transmitida culturalmente. Con algunas características emocionantes y terribles, equivalentes, en la teoría de Dawkins, a las de los genes:

Fecundidad: Aplicado a las manías, algunas son extraordinariamente populares, fecundas, compartidas por millones de nosotros.

Longevidad: Permanecen durante centurias, se hacen eternas. Resisten la evidencia científica, la prueba de su refutabilidad. La evidencia de una hipótesis H1 alternativa y definitiva. Seguiré creyendo en la fuerza de mi fecha de nacimiento, mi amuleto o levantarme con el pie derecho, por poner ejemplos, aunque jamás me haya acontecido algo vinculado a ellas.

Fidelidad en la replicación: Se conservan, con una nítidez extraordinaria en la transmisión oral, mamá, papá, la tita, mi abuela, mi mejor amiga, mi portera, convertidos en feraces storytellers, miembros de una sociedad mahorí. Conocimiento tácito eterno. Información perpetuamente conservada, copias de seguridad inabarcables. Madera de inmortalidad. Replicados y replicantes.

"¿Qué sucederá con nuestro conocimiento común en el futuro? Pienso que nuestros antepasados lo tenían fácil: aparte de todos los jugosos de chismes ocultos para los demás, algunos secretos y patentes comerciales, todos sabían aproximadamente las mismas cosas y sabían que sabían las mismas cosas. Apenas había mucho que saber.
¿Y en el futuro?¿No podrá la gente crear y explotar la ilusión de conocimiento común en el futuro en mundos virtuales donde esas personas piensen solamente que están en contacto con sus cyber-vecinos?" Daniel Dennett.

Replicamos nuestra cultura, sueños y hálitos. Aunque seamos depredadores de 40 horas semanales -¿Cuántas hora depreda un tigre de Bengala? ¿Un león, perdón, una leona?- también hemos sido víctimas, presas durante siglos, de hecho aún lo somos. Y nos protegemos de la amenaza, de modo biológico consiguiendo que nuestra cabeza haya evolucionado hasta convertirnos en corredores de fondo durante la huida. Una explicación del tamaño del cráneo y del cerebro muy interesantes. A mayor espacio mayor refrigeración, más posibilidades de supervivencia. Así se fríen menos las neuronas durante la huída.

Es posible que de aquel entonces, de cuando perseguíamos a la carrera o huíamos de la misma forma, nos queden esas rémoras, esos tics contra el miedo, que las heredemos y evolucionemos.

Las transformamos en gestos, hábitos, magias, bits de otras dimensiones, sobre los que apalancar nuestra necesidad de protección.

Mucho cerebro y mucho intercambio entre nosotros. Inconsciente colectivo y patrones universales.

Hacemos propio incluso lo que en puridad no nos corresponde. Como el flirt con la chica de la foto, que nunca me sucedió. Aunque lo mantengo en mi memoria. Me gusta creerlo.

"Un carro con ruedas radiadas no sólo lleva grano u otras mercancías de un lugar a otro; lleva la brillante idea de un carro con ruedas radiadas de una mente a otra." Daniel Dennett, La conciencia explicada, Paidós, Barcelona, 1995. Citado por Jordi Cortés en su artículo sobre los memes.

Aunque a Dennett le da cierto miedo la desaparición de muchas y notorias ideas, sobre la base de que nuestra necesidad de novedades genera tal infoesfera -precioso término que contextualiza la biosfera en la que hoy vivimos- que el cerebro no podrá tratar con ella, sencillamente.

Quizás acabemos por recrear la realidad, apropiarnos de lo que jamás hemos hecho, como esa práctica de mejorar las historias que nos acontecen, moldeando nuestro recuerdo, haciendo nuestro lo que es de otro, le pertenece. Qué memoria más débil la mía. Y qué influenciable.

Mientras tanto y por si mi vecino virtual decide en el futuro no compartir conmigo su conocimiento, reflejo y recojo aquí algunos miedos, rarezas y hábitos. Noventa y siete. 9 y 7. Dos números mágicos. Dos memes culturales.

"Hábito: Mala costumbre en la que en la que uno se halla lo suficientemente cómodo y moderadamente recompensado a pesar de los perjucios que conlleva. Las malas costumbres son hábitos, malos hábitos, mientras que las buenas costumbres son vicios... y esos son habitualmente los mejores..."


-Retroexcavadoras en la calle. Quiero aprender a conducir una.
-Desayunar en solitario y sin hablar.
-Combinar la ropa interior con la exterior.
-Cenar sandwiches. Sólo ceno sandwiches. Aunque desee otra cosa.
-Siempre suena media hora antes el despertador. Lo pongo media hora antes.
-Autoraparme, cortarme el pelo, quede como quede.
-Salir el último de la sala de cine, al final final, cuando están limpiando la sala.
-Beber agua en recipientes no convencionales.
-Hacer todos los exámenes con el lápiz de la suerte.
-Comer el bocadillo desde los bordes, en lugar de arriba hasta abajo.
-Entrar en otras conversaciones colaterales.
-Adivinar la marca de suavizante que usa la gente.
-Escuchar mil veces la misma canción.
-La sandias y melones han de mantenerse de pie mientras los cortas.
-Algunas aceras las detesto. En mi propio barrio. No las piso.
-Un café antes de dormir, siempre.
-Que me peguen chicles en el coche. Nunca ha ocurrido. Pero cuidadín con hacerlo.
-Fastidiar a una abeja hasta conseguir que me pique.
-Escuchar con la boca abierta.
-Hacerme el idiota.
-Pegar sustos de muerte, saliendo debajo de la cama o detrás de la cortina.
-Miedo a los paraguas, propios -no tengo- y ajenos.
-Una vez me meto en la cama nunca saco los pies, ni los brazos… está “el monstruo de debajo de la cama”.
-Dejar abiertas puertas y ventanas.
-Apagar las luces, cualquier luz que dejes encendida.
-Imposible dormir solo.
-Desayunar o comer tostadas sin ponerles nada.
-La ropa y el calzado no los soporto. Me paso media vida desnudo.
-Madrugar una hora para bañarme, leer…
-Comprar dos ejemplares nunca solo uno, se trate de lo que se trate.
-Destrozo las etiquetas, los billetes de bus, los vasos de cartón .
-Todas las llaves en un único llavero. Pesa más de un kilo.
-El movil cargado y encendido siempre.
-No pedir a dios nada, que da mala suerte.
-Cruzar mucho las piernas.
-Primero como la hamburguesa, luego las patatas. Nunca al revés.
-No cruzar mucho las piernas, no cruzarlas nada.
-Si toco algo, lo que sea me lavo las manos inmediatamente, si puedo.
-Pasar por debajo de una escalera o de un andamio.
-Jamás pasar por debajo de una escalera o de un andamio.
-Siempre tengo que hacer el mismo camino. Cuando voy con más gente lo paso realmente mal.
-Un conjunto bra y panty rojos.
-Cepillarme continuamente los dientes.
-Mientras estoy sentado en la taza del váter, veo la tele.
-Detesto algunos olores, las cosas necesitan su olor. El que a mi me gusta [que tengan].
-Leer la última página del libro, revista,…
-El café solo lo tomo sin ni pizca de azúcar. El café con leche lo tomo con dos terrones.
-Llegar antes a la acera del otro lado, que los coches al paso de cebra.
-Comerme un yogurt como si fuera un espectáculo: dar vueltas a la cuchara, relamer por todas partes.
-Aguantar delante del buzón dos minutos para que a la carta no la ocurra nada: Que la robe alguien, que la escupa el buzón…
-Transplantar las plantas cada 15 dias.
-Mala leche cuando se me acerca alguien mucho en una cola.
-Creer que hasta lo inservible sirve para algo y por supuesto, guardarlo.
-Leer las etiquetas de cualquier producto, todas las etiquetas.
-Ejercer el derecho de cancelación en todos los ficheros automatizados.
-Escupir en la dirección del gato negro que se me cruce.
-Comer flan haciendo siempre un volcán.
-Comprobar 45 veces la palanca del despertador.
-Comprobar el gas miles de veces.
-Estallar las burbujas de los protectores de plástico.
-Impresión de que todos me miran por la calle.
-Tengo una colección de escapularios que podría superar a la de cualquier “señora mayor” que conozcais.
-Recordar y memorizar todos los zapatos.
-Me gusta la berenjena y no me gusta la berenjena.
-Dormir con un mechón que cubra mi oreja.
-Que alguien de atención al público me trate como si… se lo hago saber y de qué modo.
-Buscar parecidos razonables en las personas.
-Me da vergüenza pedir en los restaurantes, si puedo evitarlo, lo evito.
-Buscar formas en las nubes.
-Adivino lo que sucede en las películas, incluso lo más inverosimil.
-Al llegar a casa guardar lo que llevo y desmaquillarme.
-Comer tan lento que los demás se desesperan y la comida se enfría o calienta (helado).
-Pellizcar a cualquiera [-aunque no le conozca-] si me encuentro con un pelirrojo, para evitar el mal rollo.
-Mirarle a la gente los agujeros de los oidos.
-Dormir en el lateral por grande que sea la cama.
-Apretar cualquier tubo por el centro.
-Tocar madera cada cierto tiempo.
-Preparar el café solo en vaso. Odio las tazas.
-Llevar monedas cuando voy a entrenar.
-Yo no me asusto. Yo sufro ataques de epilepsia.
-Recoger la cocina antes de sentarme a comer.
-Recoger la casa en domingo.
-No encontrar nunca mis malos hábitos. Lo mismo es que hasta me creo que soy perfecto.
-No usar jamás paraguas, aunque diluvie. Mmmm joder esto es de ser gilipollas ,por que vamos.
-Cuando acabo de hablar por teléfono con Él nunca cuelgo yo primera.
-Si no bebo agua después de un helado me siento fatal.
-No puedo soportar que la boca de una aceitera me señale.
-Cuando copio un cd o dvd necesito encontrar la carátula.
-Soy puntual y me fastidia esperar incluso un minuto.
-La puertas de los armarios cerradas antes de ir a dormir.
-Mi timidez extrema no la percibe nadie más que yo.
-Después de ducharme todo lo hago exactamente igual durante media hora.
-Hacer pis y echarme colonia antes de ir a la cama.
-Si alguien tiene un olor que no me va le pillo manía.
-Hablo con mi gato en italiano.
-Odio a la gente que dice de una embarazada: ¿Ha tenido algo?
-No soporto que me doblen los periódicos.

Y si te reconoces en alguna de esas ideas expresada por otra persona en su página, no seas ilusa, no pienses que eres la única persona del mundo que tiene esa rareza. Porque es un meme. Todas están en tu cerebro. Todas te pertenecen.

La mayoría de los hábitos han sido expresados con más palabras por sus propietarios. Pero la esencia está conservada.


8 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Vaya trabajo! Muy bueno. Y, vale, no soy rara, es un meme y, al final, todos lo somos y ninguno. Besos.

9:12 p. m.  
Blogger chousas said...

¿Así que tú también con la chica de la fff... O.o' ¡Ahí va! Que dices que... Pues vaya, lo mío también debe ser un meme, ya me extrañaba a mí que con una chica así hubiese hecho yo nada XD

De las 97 un buen puñado me las apunto también.

9:53 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Carai, magnifico trabajo de recopilación Thalas.. ahora voy a ver si leo los tuyos en concreto..

PD: a mi esto de los memes me da un poco de rabia, me recuerda a las cadenas de los emails..

2:17 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

"Quizás acabemos por recrear la realidad, apropiarnos de lo que jamás hemos hecho, como esa práctica de mejorar las historias que nos acontecen, moldeando nuestro recuerdo, haciendo nuestro lo que es de otro, le pertenece. Qué memoria más débil la mía. Y qué influenciable".

Muy bueno eso... Me ha recordado a Céline y a su manera de escribir como, emmm... ¿ficción basada en hechos reales?, ¿autobiografía novelada?...

¿Casualidad que la chica se llame igual?

Un saludo

alfred

2:30 p. m.  
Blogger Xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxx said...

Demasiado largo para ahora... Esta tarde lo leo...

2:14 p. m.  
Blogger indah said...

"-Llegar antes a la acera del otro lado, que los coches al paso de cebra."

¿Así que eres tú quien siempre me gana cuando intento llegar a la acera del otro lado antes que el chico (uno muy guapito) que cruza sin mirar y a lo loco? Bueno, más que a lo loco tal y como si le persiguiera “la santa compaña”...

Respecto a la chica de la fotografía a mí no me suena nada de nada. Pero estoy de acuerdo con Daniel Dennett, "un carro con ruedas (...)lleva la brillante idea de un carro con ruedas radiadas de una mente a otra.", y como tiene razón, y como lo acabo de comprobar, no sé yo, pero, o le falta cabeza o le sobran... eso. No a Dennett no.

Bueno, me voy a estudiar. Ay, qué placer ir rodeando -despacito- la rodaja de chorizo (a ésa que se considera a salvo por tener una situación privilegiada en el bocata :) Pobre, ahora me da pena.

7:21 p. m.  
Blogger Thalasos said...

Creo que no voy a responderos. A ninguna de las personas que habéis comentado. Porque concentráis demasiada materia gris, cabezones, demasiada sabiduría y conocimiento. Permitidme que prefiera evitar el esquilmarla.
Lo que si os pido es disculpas, por la longitud del post. Algún día aprenderé a desenvolverme en este medio de miedo. Concisión e inteligencia. Pero de donde prima la escasez... Saludos a todos. Os debo una copa... y continuar leyéndoos para aprender algo.

8:29 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

No pensaba postear, pero he leído lo de la copa y te tomo la palabra. Aunque... ¿lo puedo cambiar por pipas?

3:24 p. m.  

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