15 de julio de 2006

Competencia y pereza

La mayoría de las empresas, una vez que alcanzan el máximo de su crecimiento orgánico, continúan haciéndose mayores a través de las adquisiciones.

Para ello, las autoridades económicas les han de dar el visto bueno. Con el tiempo, tanto visto bueno a la concentración empresarial provoca que apenas un puñado de actores se repartan mercados casi infinitos, obligando a sus proveedores a pasar por el aro en el caso de las compras y a sus clientes en el caso de las ventas.

Así, algunas empresas abusando de su posición dominante, obligan a sus proveedores a concursar a través de plataformas electrónicas de B2B -nombre más estúpido-. Primero pagan por ser admitidos en la plataforma como proveedores.

Luego concursan y finalmente se decide a qué precio se le adquirirá el bien de que se trate. Se le paga a 120 días o más y vuelta a empezar. Un instrumento peculiar ese de la plataforma de compras en internet. Un encarecimiento irregular del servicio a costa del proveedor.

No todos los mercados son así de mierdas, aunque tienden a parecerse, sospechosamente. La conducta de un sector se extiende a otro como si fuera lo mejor de las posibles. Falta de ideas y pereza que provocan esas conductas sospechosas, al menos en materia de precios y al menos en este país tan extraño.

En la mayoría de los mercados los precios y salarios se establecen, teóricamente, a través de mecanismos de oferta y demanda así como de valor añadido. Eso sucede, por poner un ejemplo, en el caso de la mantequilla, donde Arias es el líder en precio y seguramente en ventas, Pascual ha pasado a ser el segundo, al menos en precio y Asturiana contiene su precio, incluso por debajo de Pascual, para mantener ventas, pese a que antes era más cara. Una evolución teórica de los precios de este artículo la expongo en el gráfico, más para adornar la entrada que por deseos de instruir a nadie.

Pero en otros sectores, sobre todo los muy rentables y de clientes cautivos, cual es el caso de la telefonía móvil, las cosas son distintas. Echando un vistazo a las condiciones actuales, son estas:

  • Dar de alta un número: 23 €
  • Establecimiento de llamada: 0,12
  • Precio por minuto: 0,18
  • Contrato mínimo: 9 € /mes
  • Optimización teórica: 30 llamadas de 1 minuto de duración a 30 céntimos la llamada. 3,6 € establecimiento y 5,4 € consumo real. Los 9 € de tu contrato. Perfecto.
  • Ofertas: Decremento del precio /minuto a móviles de la misma operadora; incremento hasta 0,45 del precio de las realizadas a otro operador.

Estos datos son de las dos empresas que compiten por el mercado en este país. Sí, las dos tienen exactamente las mismas condiciones.

Modafone y Vobiestar.

¿Competencia? Por una parte nos convencen de la bondad del mercado, de las ventajas para los consumidores, de la libertad de elección. Por otra, las ofertas se equiparan, los precios tienden a parecerse demasiado, como si los fijaran durante una comida.

Al menos en aquellos servicios donde la clientela está cautiva y como resultado de ello los ingresos garantizados.

Electricidad, gas y telefonía móvil. De la gasolina, ni hablamos.

Esto se parece sospechosamente a la tendencia mileurista en los salarios: da lo mismo si trabajas 38 que 42 horas, si lo haces en jornada intensiva o partida, si recibes llamadas, calculas precios del servicio o vendes puerta a puerta. Si es una empresa líder, como les gusta llamarse, o si lleva 100 años en el mercado. Mil es lo que hay.

Como el 12/18 30 llamadas 9 euros más iva.

Pereza y capitalismo. Y los directivos de estos negocios, los más listos de la clase. No se para qué se necesita tanto cerebro en este tipo de business si los ingresos están casi garantizados y las decisiones no se adoptan, se copian.

Y la autoridad competente sin darse por aludida.

Voy a comprar mantequilla, luego vuelvo.