7 de enero de 2009

Frente a la crisis, moderación y ética pública.


Me acerco esta mañana a una oficina de Hacienda. Haciendo un esfuerzo de empatía, le solicito ayuda, que es el modo de no ganarse un enemigo con estos chicos; a cambio de mi gesto, comparte conmigo su inquietud por lo mal que van las cosas. Le animo con algunas obviedades, que para él no lo eran. De hecho, parecía desconocerlas.
A saber:
- Tenemos más universitarios por m2 que la mayoría de países de nuestro entorno, ergo, hay cerebro.
- Muchas compañías españolas y la gran banca brillan en el mundo por su saber hacer.
- L@s directiv@s españoles son de clase mundial y varias de nuestras escuelas de negocios -con miles de alumnos y alumni (ex-alumnos) están en la cumbre mundial.
- Gran parte de la mediana empresa tiene certificación de calidad, cuadros excelentes y una mano de obra que cuando sale del curro sigue hablando de él -comprometidos, vamos.
He conseguido arrancarle una sonrisa, antes de ir a sudar con otra compañera suya en otro mostrador, claro. Esto va así, no hay ventanilla única verdadera, salvo en el País Basco (casi única).
Lo que no me he atrevido a compartir con él es que la cosa de la ética anda por los suelos, si me atengo a algunos hechos:

- La burocracia europea es una Babel semi-desquiciada, con salarios que ya le gustaría alcanzar a algún que otro pirata somalí y prevendas que, si no inmorales, cuando menos exageran el valor añadido de esas sinecuras para la economía europea.

- Los salariazos que cobran los miembros de ONU, Banco Mundial, Fondo Monetario Internacional, etcétera, etcétera, ofrecen una manifiesta desconsideración hacia quienes las pasan literalmente putas en el día a día.

- La política española anda contaminando poderes, en lugar de disponer de una efectiva separación de los tres: Ejecutivo, Legislativo y Judicial.

- Los costes de Administración Pública en España se consumen por el desagüe de los salarios, que alcanzan hasta el 65% del presupuesto en algunas Comunidades Autónomas (si le llego a decir ésto al funcionario, me sanciona, fijo, porque no tenía aspecto de andar en el grupo 28 +2 de Complemento de destino)

- La subvenciones a Sindicatos, Patronales, Fundaciones y demás entidades de derecho privado son perjudiciales para su funcionamiento. Mejor que cubran sus gastos con sus propios recursos o que los generen, como el resto de entidades privadas (por ejemplo, la Comunidad de Madrid les abona una pasta gansa -aquí un pequeño ejemplo- para cubrir el coste de algunos temas de varios sindicatos y comités; incluso paga el alquiler de las sedes.) Si no me crees, aquí, otro ejemplo, pormenorizado, si bien de distinta Comunidad.

Sin necesidad de privatizar la Gestión de los Hospitales, el Canal de Isabel Segunda, el Servicio de Basuras ni la Producción de Programas de las Televisiones Públicas, se puede ahorrar bastante dinero, para emprender inversiones productivas que ayuden a los millones de personas que -sólo en este país, tenemos un 20% de gente pobre que no va a comprar nada en Zara en rebajas, si acaso en el mercadillo- se calientan con una estufa de gas butano, no tienen Internet -ni lo tendrán-, andan con una salud de pena, no conocen otro país, salvo los parques naturales africanos -por los documentales de la 2, claro- o el de origen, tienen las conducciones eléctricas que da miedo verlas, los grifos con goteras, la nevera del siglo pasado, una vivienda literalmente asquerosa, pequeña, con humedades y, por supuesto, sin ascensor. Y encima comen fatal.

¿Y qué me ha ocurrido con el segundo funcionario? Que le he arrancado una sonrisa.

¿Con el tercero? Que le he dicho que algunos procedimientos están más obsoletos que en Senegal, no digamos en Sudáfrica y... me toca volver mañana. No me callo ni durmiendo.


 

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