23 de julio de 2006

De la tribu de Ruben, 12.000. ¿Y de los Mouwatinom ?

Desde siempre. Los disparos suenan cuando ellos lo desean, ni antes ni después. Que hay miles de katiushas, con un alcance de ¡12 kms!
Que han secuestrado a un muchacho de 19 años. Que luego nos han secuestrado a otros dos.
Os vais a enterar.
Patriots desplegados, un par de cientos de sustos desde el mar, luego os destrozo las infraestructuras... y así nadie vuelve la mirada hacia la guerra civil instaurada en Irak ni hacia la Persia amenazada, ese Irán que no es árabe que sí es musulmán, chií, demonio oscuro.

Parece que a todo el mundo le estorban los chiies. Y más que a nadie, a los militares, tan alabados desde los tiempos de Platón, en Occidente.

A los políticos les cuentan los militares que es bueno armar mucho ruido en otro lugar a fin de que las gentes giren el cuello y se olviden de lo que estaban viendo. Militares y políticos que son tan inútiles como yo mismo a la hora de distinguir un judío, de un persa, de un árabe, de un bereber, de un moro, incluso de un maorí o un quechua. Sobre todo, cuando les da el sol.

Mientras, en la radio, un voluntario de Solidaridad Internacional repatriado -para eso existe el concepto de patria, para poder huir de la locura cuando se produce en otro lugar en el que andas como invitado, para ser condenado a permanecer en ella, en el caso de que sea la tuya la que arde- que todo ha quedado destruido, que la gente de Hezbolá es la que se hace cargo de las funciones del estado en el sur, que un 35% de la población es shií, que existen 17 etnias con reglas de convivencia difíciles, que son precisamente los más pobres -¿casualidad?- los que viven en el sur, en las aldeas...

Cuentan los judíos en su historia que son 144.000 los que se salvarán:

12.000 de cada una de sus tribus. De las 12. Cuentan algunos matemáticos que sería mejor contar por docenas y sus múltiplos y fracciones, en lugar de haber montado un sistema basado en el número 10. Influencia judía, presumo.

¡Ah! Las 12 tribus. Aprendidas de memoria en el colegio, en esas clases de religión. Un día, comiendo en el restaurante, me presentaron a un octogenario, de nombre Zabulón. Jugamos un rato a reconocer el origen de su nombre. Saltó de mi memoria, como un disquete "enrobiñado" el cuento de las 12 tribus. Me falló algún nombre, pero entre los dos compusimos el damerograma maldito, para júbilo de contertulios y meseros:

ruben
simeon
levi
juda
dan
gad
aset
isacar
neftali
zabulon
jose
benjamin

Le pusieron Zabulón por ser el décimo vástago de la familia.

Así que se salvarán 12.000 de cada una de las tribus. Lo dice el antiguo testamento. Su torá.

Es un estado difícil de entender, agresivo, duro en sus normas, poblado de inmigrantes, rodeado de enemigos por todas partes, desde hace miles de años, porque nunca tuvieron un terrritorio propio, ni en la antigüedad ni después, con una amalgama de población que tiene poco parangón, si alguno, en Europa. Pero los actuales 7 millones de habitantes de Israel deben andar quemados.

Se han liado a tiros otra vez. Ya han matado a cerca de cuatro centenares. Mejor harían cambiando los números. Llegando hasta los siete millones de salvados. Y dejarse de hacer selecciones tan poco naturales.

Incluyendo al pequeñín de la foto. Claro que ese muñeco no es judío. Es de los otros. Los raros. Los que en realidad tanto se parecen a ellos: monoteistas, compartiendo profetas e historias mil veces reescritas antes de solidificarse como un estrato de origen volcánico.

"We could have a ceasefire in a matter of nanoseconds if Hezbollah and Hamas would release their kidnap victims and would stop engaging in rocket attacks and other acts of terrorism against Israel,"

Terrorismo. De estado. Por enésima vez quien dicta las reglas determina el vocabulario y por extensión el lenguaje y por extensión el pensamiento. Terrorista es quien yo digo. Porque el balón es mío. Y tu no juegas.

Y dice el chico de las pretzel, el perezoso Bush : Lo que tienen que hacer es conseguir que Siria obligue a Hezbolá a parar esta mierda. Miserable fulano. Que el único político occidental que se ha atrevido a criticar a Israel sea ZP. Estoy seguro que no le gustan los pretzels. Hará historia.
Espero que para bien.

Maruja Torres menciona en el diario El Pais una ONG libanesa, que en google no aparece, al menos hoy: http://www.mowuatinum.blogspot.com

mowuatinum, como lo escribió la periodista

como lo escribe google en árabe, مواتينوم مووواتينوم

mouwatinom, como lo escriben los árabes británicos

Claro que tampoco aparece página alguna con ese término.

El Imperio emplea sus medios. El olvido es su aliado. La esperanza de ser uno de los elegidos, de los 144.ooo es infinita. Así funcionan. Bueno, otras ong's más adaptadas al sistema se harán cargo de la situación. Cosmos y caos en manos del mismo principio destructor. Habrá que creer en la reencarnación de Shiva.



15 de julio de 2006

Competencia y pereza

La mayoría de las empresas, una vez que alcanzan el máximo de su crecimiento orgánico, continúan haciéndose mayores a través de las adquisiciones.

Para ello, las autoridades económicas les han de dar el visto bueno. Con el tiempo, tanto visto bueno a la concentración empresarial provoca que apenas un puñado de actores se repartan mercados casi infinitos, obligando a sus proveedores a pasar por el aro en el caso de las compras y a sus clientes en el caso de las ventas.

Así, algunas empresas abusando de su posición dominante, obligan a sus proveedores a concursar a través de plataformas electrónicas de B2B -nombre más estúpido-. Primero pagan por ser admitidos en la plataforma como proveedores.

Luego concursan y finalmente se decide a qué precio se le adquirirá el bien de que se trate. Se le paga a 120 días o más y vuelta a empezar. Un instrumento peculiar ese de la plataforma de compras en internet. Un encarecimiento irregular del servicio a costa del proveedor.

No todos los mercados son así de mierdas, aunque tienden a parecerse, sospechosamente. La conducta de un sector se extiende a otro como si fuera lo mejor de las posibles. Falta de ideas y pereza que provocan esas conductas sospechosas, al menos en materia de precios y al menos en este país tan extraño.

En la mayoría de los mercados los precios y salarios se establecen, teóricamente, a través de mecanismos de oferta y demanda así como de valor añadido. Eso sucede, por poner un ejemplo, en el caso de la mantequilla, donde Arias es el líder en precio y seguramente en ventas, Pascual ha pasado a ser el segundo, al menos en precio y Asturiana contiene su precio, incluso por debajo de Pascual, para mantener ventas, pese a que antes era más cara. Una evolución teórica de los precios de este artículo la expongo en el gráfico, más para adornar la entrada que por deseos de instruir a nadie.

Pero en otros sectores, sobre todo los muy rentables y de clientes cautivos, cual es el caso de la telefonía móvil, las cosas son distintas. Echando un vistazo a las condiciones actuales, son estas:

  • Dar de alta un número: 23 €
  • Establecimiento de llamada: 0,12
  • Precio por minuto: 0,18
  • Contrato mínimo: 9 € /mes
  • Optimización teórica: 30 llamadas de 1 minuto de duración a 30 céntimos la llamada. 3,6 € establecimiento y 5,4 € consumo real. Los 9 € de tu contrato. Perfecto.
  • Ofertas: Decremento del precio /minuto a móviles de la misma operadora; incremento hasta 0,45 del precio de las realizadas a otro operador.

Estos datos son de las dos empresas que compiten por el mercado en este país. Sí, las dos tienen exactamente las mismas condiciones.

Modafone y Vobiestar.

¿Competencia? Por una parte nos convencen de la bondad del mercado, de las ventajas para los consumidores, de la libertad de elección. Por otra, las ofertas se equiparan, los precios tienden a parecerse demasiado, como si los fijaran durante una comida.

Al menos en aquellos servicios donde la clientela está cautiva y como resultado de ello los ingresos garantizados.

Electricidad, gas y telefonía móvil. De la gasolina, ni hablamos.

Esto se parece sospechosamente a la tendencia mileurista en los salarios: da lo mismo si trabajas 38 que 42 horas, si lo haces en jornada intensiva o partida, si recibes llamadas, calculas precios del servicio o vendes puerta a puerta. Si es una empresa líder, como les gusta llamarse, o si lleva 100 años en el mercado. Mil es lo que hay.

Como el 12/18 30 llamadas 9 euros más iva.

Pereza y capitalismo. Y los directivos de estos negocios, los más listos de la clase. No se para qué se necesita tanto cerebro en este tipo de business si los ingresos están casi garantizados y las decisiones no se adoptan, se copian.

Y la autoridad competente sin darse por aludida.

Voy a comprar mantequilla, luego vuelvo.



11 de julio de 2006

El perro y el piloto de Iberia

Estaba considerando la reacción que ha provocado la huelga de pilotos, la profesión más interesante junto con la de médico de MSF, desde mi punto de vista.

Y no comparto las críticas sindicales. No veo porqué un grupo de empleados o profesionales de élite ha de renunciar a los posibles privilegios existentes para ellos -que no son heredados, sino sometidos a escrutinio cada 6 meses-.

El señor Aznar, a quien le ofrecieron un cargo vitalicio, ha decidido renunciar a él, para embolsarse una cantidad superior a la que cobran la mayoría de los pilotos, trabajando para Murdoch como asesor.

Al tiempo, mantiene una plataforma, Faes, desde la que puede ejercer un lobby importante sobre el partido popular europeo y, como resultado, sobre las medidas políticas y económicas que se adopten en Europa. Murdoch es una persona cuando menos controvertida

Schroeder, el infausto canciller alemán, al que ha sustituido una mujer, Angela Merkel -a quien no quisieron en su partido, el socialdemócrata, cuando ella decidió entrar en política, pero si fue acogida por la CDU- aceptó un puesto de asesor con la gasista rusa Ganz. Europa se conmovió.

El salario de un eurodiputado es demasiado alto. Los gastos que genera por hora trabajada, son enormes: Traducción, dietas, servicios de secretaría, beneficios sociales... Su coste por hora efectiva trabajada frente a los resultados que aporte al buen gobierno de Europa no creo que bajen de los 300 euros.

La huelga de un colectivo privilegiado puede provocar la mejora de condiciones de otros colectivos en el futuro inmediato. ¿Malo? La sociedad está cada vez más saturada de pobreza encubierta. Pero no será el salario de los pilotos de Iberia quien lo arregle. El abaratamiento de los vuelos de todo tipo tiene dos efectos importantes sobre la calidad del trabajo ofrecido:
- Subcontratación.
- Miedo.

¿Tiene alguna ventaja el ofrecimiento de vuelos a 45 € para el viajero?

Apenas ilusoria. Sobre todo porque no existen los hoteles de 45€ en Europa. Ni pueden existir.

No da la cuenta de explotación de uno de estos establecimientos para esos precios. Salvo que renuncies a los servicios que esperas obtener en uno de ellos. Ya existen. Como los vuelos baratos. En realidad, cuando subes a un avión habiendo cotizado 45€ por tu asiento, la persona de al lado ha cotizado 150 o 180€. La cuenta se calcula en base al precio medio del asiento por el número de plazas. Se incrementa el precio a medida que se aproxima el día de salida, se rebaja a medida que se acerca el momento del despegue. Con tu maleta en mano, tres horas antes de la salida, obtendrás un billete económico, si no tienes preferencia por el destino... Pero si necesitas volar a Bruselas hoy por la tarde, por ejemplo, verás lo que pagas.
Hay un caso interesante que refleja esto. Si quisieras entrar a un concierto cuando ya ha comenzado la performance, ¿tendrías que pagar el mismo precio que si lo hubieras adquirido con antelación? Además, ¿te dejaría entrar el taquillero? Pues debería hacerlo. Porque en sentido estricto es un ingreso atípico, así que mereces un descuento. Pero la mayoría de las personas habrán pagado 35 pavos por ver la actuación.

Si los pilotos pierden la batalla, ¿Se beneficiará la sociedad por ello? ¿Me beneficiaré yo? ¿Las subcontratas de barajas? ¿La señora que limpia los servicios cada 15'?
Lo que dicen los pilotos es que no desean que jueguen con ellos. Mientras los aviones necesiten de alguien que tome las decisiones, serán figuras claves. Claro que también se pueden subcontratar los pilotos.

Incluso, como decía Tom Peters hace casi dos décadas:

"En el futuro, la tripulación de un avión estará compuesta por un piloto y un perro. El piloto estará allí porque es un icono. Nadie se imagina un avión sin piloto. El perro, para que no toque nada el piloto. Caso contrario le morderá"

Pues yo dejaría que el perro le mordiera. Pero no voy a prestar mi dentadura para ese menester.

Por cierto, no son 150.000 € de promedio. Son menos. Y sometidos a un 45% de impuesto IRPF. Ya me gustaría ver a Aznar pilotando uno. O a Schroeder.



2 de julio de 2006

Pablo: Demasiado corazón.


La bandeja del almuerzo incluía una fuente diminuta de lo que parecían ser crustáceos pero de tierra -unos escorpiones y grillos de color gamba, coronados por un insecto palo más grande- en salsa de arándanos, bolitas de queso a la malvasía -«uvas y queso saben a beso», decía mi hermana al sentarse a la mesa cuando estaba enamorada-, areniscas del golfo en ensalada, pan de dátiles, caviar beluga y guisantes europeos.

Todo el menú se detallaba en una tablilla de barro, grabada en varios idiomas. Mi compañero de viaje utilizaba los cubiertos de tamaños diversos con extraordinaria habilidad. Yo le seguía en los movimientos. Terminamos al mismo tiempo y nos retiraron las bandejas. Él se puso de pie y se dirigió al bar central que dominaba esta parte de la aeronave. Me hizo una seña para que le siguiera.

-Tomaré un Gin Fizz ligero de seltz y con poca espuma. A mi compañero sírvale un zumo de bergamota licuada con esencia erdbeere o fresa y angostura helada.

Me senté en uno de los sillones, junto al ciego.

-¿Es su primer viaje a los emiratos, Pablo?

-Así es señor. De hecho se trata de mi primer vuelo.

-¡Ah! ¿Y puedo saber el motivo?

-Viaje de trabajo, señor. Un encargo de mi jefe.

-Inspira usted mucha confianza. Al menos a sus jefes, ¿No es así, Pablo? Yo, en cambio, soy mi propio dueño. Trabajo como técnico independiente, contratado por diversos gobiernos, según las circunstancias.

-Y puedo preguntarle a qué se dedica, señor.

-Soy técnico en aromas. Un catador de olores. ¿Ha leido la novela El Perfume, de Sueskind? Pues, sin dedicarme extrictamente a lo mismo, mis habilidades son similares a las del protagonista.

-No la he leído, señor. Pero se que hay personas que catan vino, incluso aceite. Y que pueden averiguar la cosecha, la procedencia, la graduación. Es una profesión muy intrigante.

-¿Intrigante? Defínase, Pablo.

-Bueno, lo que quiero expresar es que yo, por ejemplo, no distingo un vaso de leche fresca de uno que contenga leche en polvo disuelta en agua; ni tan siquiera lo consigo con la leche agria o cortada. Todas me saben a leche. Por eso que una persona pueda conocer tantos detalles sobre productos que a primera vista y sabor son idénticos para mi, me intriga. Como si se tratara de una especialidad de magia, un truco incomprensible y maravilloso.

-Eso es muy fácil. Basta con ensayar. A lo que yo me dedico hoy día es , digamoslo así, a catar, pero no productos. Esto ya lo hice en mi juventud. Ahora me contratan para hacer lo mismo con personas.

-¿Con personas? No lo entiendo.

-Pablo, no sea ingenuo. Mi profesión actual consiste en identificar la procedencia de las personas. Muchos países mantienen cuotas para la emigración. Como ya sabrá.

-Pues no tenía idea. Sé que no se puede viajar sin autorización o visado a USA ni a otros lugares de la tierra, pero no había oído hablar de cuotas.

-Muchos países limitan la entrada de los naturales de otros cuando se alcanza cierto número, con el objetivo de que las minorías jamás puedan llegar a dominar. Por ejemplo, en USA se limita la entrada de los originales de ciertos países cuando la han superado. Usted, como es español, por ejemplo, no tendría problemas en emigrar allá por un período de hasta 10 años. Hay pocos españoles en ese territorio. En el caso del gobierno de Dubai, han iniciado la misma política respecto de las mujeres de países africanos y europeos. Dubai tiene zonas donde la población de hombres duplica a la de mujeres, por lo que el gobierno es muy generoso en su politica de emigración. Pero en la actualidad hay demasiadas mujeres ugandesas y muy pocas etíopes, por ejemplo. Tampoco abundan las de origen ruso, aunque sí las ucranianas. Así que su gobierno me ha contratado para que les ayude a identificarlas.

-¿Y usted puede distinguirlas?

-¡Naturalmente! No necesito verlas, me basta con su aroma. Son completamente distintas. A veces a la hora de los aromas, me cuesta más diferenciar a una rusa blanca de una etíope de Awasa, una región del sur, muy turística, donde existen profundas raíces blancas, si me permite la expresión. Pero con respecto de una mujer ugandesa, no existe la menor posibilidad de error.

-¿Y cómo lo hace, señor? ¿Cómo las huele?

-Primero les pregunto de dónde son. Si me lo dicen abiertamente, mi trabajo se acabó en ese momento. De lo contrario, giro alrededor de ellas y recojo muestras de su sudor, sus fluidos nasales, cerumen de los oídos, saliva, en fin, de esas cosas, en recipientes especiales que cierro herméticamente delante de ellas. Normalmente, antes de recoger la última muestra confiesan su origen.

-¿Y si no lo hacen?

-Casi nunca sucede. Prácticamente el mundo entero ha visto alguna película de detectives, alguna noticia donde el análisis genético del ADN se impone como procedimiento de identificación. Piensan que les voy a someter a uno de ellos, que han sido descubiertas, así que prefieren confesar su origen antes de que lo haga yo. Y si alguna vez no lo hacen, entonces las huelo directamente y tomo mi decisión. Pero este método es más arriesgado cuando hay mujeres rusas que cuando sólo hay ugandesas y etíopes.

-¿Y porqué señor?

-Porque a las etíopes les encanta perfumarse tal y como lo hacen las rusas. Debe ser una tradición adquirida en la época de la Guerra Fría. Cuando sólo les ayudaba la Union Soviética y Cuba, porque tenían un gobierno marxista. En ese caso me equivoco fácilmente. Todas ellas huelen a Krasnaya Moskva, Moscú Roja.

-Podría tocarles el pelo.

-¿Qué?

-Que tendrán el pelo muy diferente, señor. Así, ensortijado y fosco unas, lacio y liso otras.

-¡Qué buena idea, Pablo, excelente! Lástima que en calidad de experto en aromas no pueda utilizar las manos durante los análisis, porque perdería mi licencia, incluso podrían denunciarme los que dispongan de carnet de manipuladores, por intrusismo. Aunque quizás pudiera discernir las características organolépticas del pelo de ambas razas saboreándolo un poquito. Bueno, salvo cuando se lo hayan teñido. Lo estudiaré. Muchas gracias por la sugerencia. Ahora, si me permite, voy a dormitar un poco.

Y empezó a roncar.

Di una vuelta por esta zona del avión. Detrás de una mampara de cristal azulado se abría un espacio circular con varias tiendas, todas decoradas en maderas oscuras, mostrando dulces, bebidas, juguetes, relojes, ropa. Un pequeño centro comercial dentro de un avión. En una de las tiendas el niño a quien le había cambiado el asiento jugaba con una muñeca idéntica a las que se fabricaban en el taller de Xuan. Me acerqué y observé que el juguete tenía dispuesta la pequeña cuerda de algodón en la espalda, en lugar de entre las piernas, como en las originales. Aunque no dudaba que estas lo fueran. El niño tiró del bramante y dijo:

-Está rota. No hace nada.

-Déjame que te ayude.

Tiré de la cuerda y efectivamente nada ocurrió. Le di vueltas a la muñeca para descubrir el mecanismo. No se veía ninguno. Estaban terminadas como las que hacíamos en el taller, pero sin sorpresas. Un auténtico enigma.

La madre del niño apareció justo mientras curioseaba entre sus piernas.

-¿Enseñándole sexualidad a mi hijo? Pues no se moleste, porque en el colegio les dan clases. ¡Asqueroso!

Me puse colorado, balbucí un «solo estaba buscando el regalo», mientras ella, con gesto enojado, tiraba del niño escaleras abajo.
«Señoras y señores, en unos momentos aterrizaremos en el aeropuerto internacional de Dubai.»
Acudí a mi asiento y me abroché el cinturón, en el momento que el avión iniciaba el descenso. Por la ventana pude ver que estaba lloviendo. Y yo que pensaba que esto sería un desierto.

Mi compañero de asiento se aproximó ayudado por una persona de la tripulación. Tomó asiento, se abrochó el cinturón y exhaló un suspiro de satisfacción.

-No hay nada tan extraordinario como el aroma de una verdadera etíope de Awala. Una sabia combinación de naturaleza y distinción. Una raza que exuda perfección, una combinación de genes insuperable. Claro que a usted, Pablo, toda esta verborrea le sobra, porque ha disfrutado del privilegio de observarla. Cómo le envidio en estos momentos, señor mío.

-¿Se refiere a la azafata, señor?

-¡Naturalmente!

-Es blanca, señor. Blanca y rubia.

-¡El perfume! Me ha vuelto a confundir el perfume. Si algún día se decide por cambiar de profesión, Pablo, quizás pudiéramos llegar a un acuerdo de colaboración. Entre tanto, procuraré utilizar su método cuando tenga que asegurar el diagnóstico. Aunque el pelo en las papilas gustativas me provocará, indudablemente, arcadas, ese fenómeno incontrolado, fruto de la musculatura interna de nuestro organismo. Una vez conocí a un fakir que sí tenía condiciones para controlar esos movimientos espamósdicos que tan...

Un fuerte impacto contra algo, el suelo, quizás, nos sacó inmediatamente de la conversación. Del techo saltaron una bolsas, unas mascarillas de oxígeno. La gente gritaba en muchos idiomas distintos, cayeron equipajes sobre los asientos. Las botellas del bar se hicieron añicos al chocar unas contra otras. Muchas luces de emergencia comenzaron a parpadear y un sonido ululante, una sirena amortiguada, inundó la cabina.

-"Permanezcan en sus asientos, por favor. Todo ha pasado ya. Una rueda ha explotado. Pero no existe peligro alguno. ¡Ay! Sigue tú, por favor, que tengo ganas de llorar."

-"Señoras y señores pasajeros, mantengan la calma, por favor. Un fortuito contratiempo ha provocado este accidente. Pero hemos tomado tierra, así que en apenas quince minutos serán desembarcados por las puertas de emergencia. Les pido tranquilidad. En unos minutos, repito, se encontrarán en la terminal del aeropuerto. Muchas gracias por volar con... Confiamos en verles de nuevo a bordo".

Por la ventanilla pude ver al niño y a su madre deslizándose por una rampa hinchable, de color amarillo. Detrás de las dos figuras, otras muchas se precipitaban por el tobogán de seguridad. Mi compañero de viaje se había desmayado. Intenté colocarle la máscara de oxígeno, pero al notar el contacto de mis manos, me soltó un sopapo.

-¡Qué hace usted, oiga! ¡No me toque! ¿Dónde estoy?

-Tranquilícese, señor. Ya hemos aterrizado.

-¡Ah! Eres tú, Pablo. ¿Vas a permitir que te tutee a partir de ahora? Somos dos supervivientes. ¿Se ha salvado alguien más?

-Todo el mundo, creo. Ahoran están evacuando por unas rampas a las personas del piso inferior.

-Pues deberían encargarse de nosotros, que por algo viajamos en clase preferente.

Desde el suelo de la pista el niño me saludaba. Su madre me hizo dos cortes de mangas, mientras escupía al aire. El torbellino de los motores aún encendidos hizo que la flema se estrellara contra su pelo. Una azafata se acercó a nosotros.

-Ya pueden desembarcar. Les ayudaré a llegar hasta las escaleras y luego hasta las rampas de salida.

-Esta mujer tiene el aroma de las estaciones de metro de Moscú, el Armitage, las canciones y la tristeza que embarga a toda la Rusia blanca desde sus orígenes. Maravilloso país, expléndida la belleza de sus mujeres.

Era negra, del color del azabache, con un enorme tocado sobre su pelo, un traje multicolor y algo de sobrepeso. Una auténtica representante del pueblo nigeriano. Yo también quería salir de la aeronave.

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