31 de agosto de 2008

Becarios a 300€. La profesión de becarear.

El concepto de beca lo concebíamos, no hace tanto tiempo, como una ayuda económica para seguir estudiando.

Cuando se iniciaron las crisis y empezó a considerarse la bondad de los modelos de alienación del trabajador anglosajones, el capitalismo idealista, ese que considera que el dinero no es creación humana -que lo es- sino un bien escaso, propuso la modificación de las condiciones de contratación de las personas, entendiendo que algo de flexibilidad daría un respiro a las mermadas arcas de las empresas y a la mermada moral de los empresarios.

A los menos lúcidos del lugar, esos que abordan las crisis echando más carne al asador -la no resolución del problema, desde los modelos de sistemas consiste precisamente en eso, hacer más de lo mismo, para seguir obteniendo idénticos o peores resultados- les dió por mirar a modelos de integración laboral surgidos en otros lugares, como en Alemania -donde el concepto de aprendizaje siempre estuvo vinculado a la creación de alguna certeza, no a la eliminación de las pocas con las que contamos- y, al ser de difícil traslado a esta inexistente cultura empresarial -en este país las cuentas de la grandes empresas se abastecen de los favores de la administración, no de una verdadera capacidad competitiva- parchearon la situación flexibilizando la contratación de personas cualificadas, creando falsas e incluso poco legales fórmulas.

Les gustó la de becario. Menos la de aprendiz, que se fue al carajo poco después de legislar sobre ella.

En los 90, un becario era un estudiante que, dentro de su proceso de aprendizaje, hacia prácticas en una organización, cobrando por ello, pero respaldado por la institución en la que estudiaba. Así, por ejemplo, era como en las firmas de consultoría obtenían recursos humanos temporales, por unos 600 -1000€ al mes, para proyectos puntuales. Al término del proyecto tenían como compromiso preparar una presentación sobre lo que habían hecho y cómo encajaba dentro de la materia de estudio. Su investigación la defendían delante de un grupo formado por quien había sido su tutor en la empresa y los responsables de esa materia en la institución académica.

Aún siendo distinto del concepto de becario y de beca, estaba más próximo a él que el actual, representado de manera brillante por la actriz que interpreta a la becaria Asun, en Cámara Café.

La legislación anda un tanto pez en estas cuestiones. Cualquier contrato inferior a un año de duración y con una titulación reciente bajo el brazo de la persona sometida a las condiciones DEL CINCO (ya sabes lo que viene a continuación del 5...) permite esta guarrada.

En el anuncio de la izquierda (pincha y ábrelo en otra ventana para verlo en todo su esplendor) se aprovechan, bien, bien, de esas lagunas. Becarear (neologismo que habrá de admitir la academia de la lengua algún día, ya no se si como verbo regular o irregular, tirando a malo) continua siendo una de las profesiones que mejor rehuyen las crisis económicas.

Con esta trampa, pueden pagar una miseria, obligar a jornada completa y que los P_ _ _ _ becarios realicen el trabajo de cualquier otro trabajador por menos del 60% del salario convencional, que es lo que se les debería pagar.

Lo más inaceptable es que se les llame becarios.

Las compañías buscan esta fórmula para "conseguir personas comprometidas, no sólo que busquen un trabajo digno". Entre comillas la afirmación de director de multinacional ubicada en España, coche de empresa y chófer incluidos. Algunos tipos deberían lavarse la boca con jabón, después de opinar. Me recuerdan al catedrático, al subsecretario, al fulano que cobrando más de 90 mil pavos al año, prebendas y dietas aparte, of course, explica las medidas adecuadas para capear la crisis. En un acto de humildad o mejor aún, en un acto fallido, me gustaría escuchar a estos últimos decir la verdad, con estilo y buen rollo, declarando en la tele: Estas son las medidas adecuadas para capear mi crisis. Cobrar de la Administración.

Las autoridades dicen que no legislan sobre esto, porque en realidad "no es trabajo, sólo formación" . Estos jóvenes becarios del Ministerio de Industria opinaban distinto en 2007. Se debe legislar y reducir la jornada de los becarios al 40 /50% del tiempo de trabajo. Porque si es formación, tendrán que hacer otras cosas, aparte de atender al público (candidatos y empresas en el caso de la ETT) y resolver documentación.

Empresas como esta Alliance, una ETT que debe conocer la legislación, son las tramposas. Porque el Ministerio le paga unos 20.000€/año a los becarios de más arriba. Esta ett, con los 300€ al mes, está abonando 3.600 al año, claro.

Además, han llenado su página de fotos maravillosas, con modelos sonrientes y relajados, conscientes de realizar el mejor trabajo de mundo, extasiados y extasiadas. Claro, que son modelos. Estas compañías no pueden esperar que sus becarios y empleados ex-becarios se presten a la pantomima. Añaden en su página una referencia a NUESTROS VALORES.

¡Qué tierno mensaje! Es como cuando vemos en la página de Endesa o de Repsol, referencias a los recursos invertidos en la protección del medio ambiente. Menos mal que cada vez hay más denuncias de la pantomima. Al menos en la radio. Y en Internet. Los Gobiernos andan un poco a por uvas, con tanto mensaje contradictorio:

- Trabajo digno, jornadas que permitan la conciliación.
- Jornadas de hasta 65 horas para facilitar la conciliación.
- Prejubilaciones para disfrutar de la bondad de la edad en estos tiempos de salud y dinero.
- Posponer las jubilaciones de los pringaos, que si no el fondo de pensiones a hacer puñetas.

Si el mensaje es confuso y cambiante, lo mejor es autodirigirse... hacia los trabajos decentes y dejar que estos marranos encuentren dificultades para cubrir las plazas mal pagadas.

Como decía alguien el otro día a propósito del film Bienvenido a Farewell Guttman, "Un trabajo decente es lo que buscan las personas, no casarse con la empresa". Si además les gusta, mejor que mejor.

Becarios por un mundo mejor. Y si lo que te gustan son las telecomunicaciones, puedes becarear en Telefonica. También. Durante todo el año.

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28 de agosto de 2008

Ofertas de empleo en deusto y agosto

Las grandes empresas, desde que se enteraron de aquello de the War For TaLeNT, publicado en el año de la tana -expresión extraña donde las haya, porque tano y tana son sufijos de caráter toponímico, cual es el caso que italiano queda reducido a tano en la Argentina, verbigracia- por tres lúcidos consultores de la Mckinsey, -la firma de consultores excelentes (pronunciese echselentes, con un dedo metido en el culo, así como con énfasis)- el Ed, la Helen y la Beth. En el estudio no colaboró el Vilallonga, ex mckinsey, telefónico y casi presi del valencia clus de fussbol, que andaba ocupado o con diarrea, no lo recuerdo, que tuve que bajar a la droguería a por, no, que en españa se llama así, droguería, pero de productos de limpieza, pues eso, a por papel higiénico, tissue paper que lo llaman en mckinsey, como son americanos, ey john, do you have a piece of tissue paper? con los pantalones así a la altura de las ligas de los calcetines...
Bueno, que desde que se enteraron de aquello, se dedican a cazar el talento a base de contrato de así como de basura, promesas de formar parte de un gran equipo, -que debe ser como la familia de tu amigo Juanito, que tiene coche grande, casa grande y boca grande, aunque formar parte de esa familia no sé, no se, que ya me vale con la mía por ahora- y que se anuncian así como infladitas de pecho, como el gallo morón o el otro. Que morón significa vago, aunque en las américas también es idiota, no el vago no tiene porqué ser idiota. Hay idiotas que no son vagos, por ejemplo el becario, la becaria que se anime a entrar en esa empresa de nombre jesuítico, Deusto, dicho asi como con respeto y boina en la mano, piernas semigenuflexas, como para defecar a pulso, que por 400 pavos al mes, te curras 5 horas al día, más una de ida y otra de vuelta, que me pregunto, bueno se pregunta la becaria el becario que dónde C_ _ _ está la oficina, porque ella, él viven -no, juntos no y menos con los cuatrocientos de mierda esos, que habrá que prostituir al becario en la castellana, ahí por el centro, que total si el Deusto ese está aquí o puede que aquí. No se dónde cotizan más las mamadas, si en la Avenida del Llano Castellano o en la calle Valentín Beato, aunque ambas me suenan a otra cosa, que no a puticlub o calleputi o como se exprese hoy día. Si bien las dos te vendrán fatal si vives en Móstoles. Que dice la google maps que a dónde vas desde el móstoles hasta el llano castellano, que si sabes qué hora es, que hagas lo que hagas llegarás tarde, aunque te acerque tu madre en coche, antes de incorporarse al ministerio. Además que eso lo hace tu madre por ti un día, el primero, si acaso el segundo, pero que luego nasti de plasti, porque menudo paseo. Más de 34 kilómetros, que me dice la google que andando que ni se me ocurra, bueno se te ocurra, porque lo que es yo ni deusto ni agosto ni, si me apuras mucho, septiembre. Eso, que andando faltan pasos de peatones e incluso aceras. No veas como se ha reído la de google, que resulta que también es becaria, sí, pasó por la deusto, pero no le gustaba, que estaba muy lejos. A qué no adivinas de dónde es la becaria de google. Exacto. Del mismo Móstoles, pero de la zona noble, de la antigua, donde los fusilamientos del 2 de Mayo y todo el percal ese.
No, en serio, ¿vas a escribirles? ¿A la Avenida del Llano Castellano, 13 o a la calle Valentín Beato, 22? Ya, ya te busco los códigos postales. El 34 y el 37, respectivamente. Sí, de Madrid. No, de Móstoles no. De Madrid.

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24 de agosto de 2008

Salario, wage, Lohn, salaire, plac

SUMMER TALE

Unos 1.400 € mensuales, si puedes compartir la habitación con otra persona de tu edad y sexo.
Unos 1.700 €, si no.
Eso es lo que te cobrarán en este asilo, de acuerdo con los documentos públicos a los que tienes acceso en el tablón de anuncios y que leí cuando llevaba más de 10 minutos esperando a que me recibieran. Me pareció cara, la verdad. Como residencia. Y como asilo, carísimo. Visión de futuro de la hermandad, de la santa hermandad, de la caridad de alguna congregación a la que pertenecieron ilustres, como Calderón de la Barca. Segmentación de clientes y de oferta.

Mientras espero a que me atiendan, junto a la recepción, en unos bancos de madera de estilo Ikea -sorpresa y modernidad para una residencia de ancianos establecida en un antiguo convento- se cuelan dos jóvenes septuagenarios hacia los ascensores. Desde la recepción les reprimen porque llevan botellas de vino en unas bolsas de plástico. No contestan. Siguen caminando hacia el ascensor.

-Buenas tardes, me saluda el primero.
-Buenas tardes, le devuelvo.
-Buenas tardes, segundos después, me saluda su compañero.
-Buenas tardes, le replico.

¿Consistirá en esto el trabajo? ¿Esperar sentado a la fresca, a que los residentes y las residentas regresen de su paseo vespertino, como los mozos en tiempos de la leva, del servicio militar, cuando tenían paseo a las 6 de la tarde, hasta las 9 como máximo?

Estos jóvenes han vuelto pronto, apenas son las 7 y media de la tarde.

Aparecen dos personas, más, estas mucho más jóvenes, peor vestidas, de hecho, muy mal vestidas. Son personal de la ONG o de la Fundación que regenta esta residencia.

La mujer se dirige a la recepción.

-¿Hay alguien más?
-Sí, hay un señor ahí.
Mira hacia el banco en el que estoy sentido. Sentado.
-Ah, sí. ¿Me acompañas, Carmina? Dirigiéndose a una persona que no veo desde mi posición.
Se encaminan hacia el ascensor, que -como veré 20 minutos más tarde, cuando ella regrese a por mi- posee las características de uno de última generación, con el panel de control similar al de la nave Enterprise.

-Perdona, ¿cómo te llamabas? ¿Has traido tu curriculum? Vamos a la planta 1. Este es mi compañero, Marcos. Pasa es por aquí. Bueno, Marcos te hará las preguntas.

Los nervios se van hablando, hablando y hablando. En estas situaciones, claro. Aunque los nervios tendrían que ser los míos. Pero no asoman. Pienso en otra oferta, casi tan interesante como la que imagino - describo ahora, en la que solicitaban voluntarios para trabajar con enfermos terminales. Lujos concebidos para preparar a quienes en el futuro inmediato se postulen como "samuristas" de atención psicológica en crisis.

-Se trabaja de 11 a 14 horas y de 17 a 21. Se cierra a las 20:30. Marcos explica con soltura lo que hay que hacer y el horario. Ha debido hacerlo en más ocasiones estos últimos días.

-Para limpiar, añado, como una evidencia de conocimiento de las tareas de este curro.
-Y para sacar la basura, añade ella.

Pienso en el comentario que ha hecho. Innecesario desde el punto de vista de la teoría de la comunicación. Porque me ha corregido para frenarme y reconvenirme, no para incorporar nueva información en el discurso. ¿Qué dije yo? "limpiar"; lo que incluye "sacar la basura". Los pequeños detalles en estas entrevistas nos dan pistas de cómo estamos siendo juzgados.

-Se abre a las 11 para dar los desayunos del personal que trabaja en la residencia. Café y tostadas, pero sólo de aceite o mantequilla. Y luego, pues las bebidas frías. También se atiende a las visitas.
-¿Y a los residentes?
-No, ellos tienen sus instalaciones para comer y demás.
-Y los domingos por la tarde, el bingo. Ella matiza.
-Sí, hay bingo. Tienes que cantar los números. Y cuando obtienen línea o cartón...
-Bingo.
-...Bingo, pues les entregas un regalo.
-Que ya te daremos nosotros.
-Son unos chocolates, para el que canta línea y los mismos chocolates para el que canta bingo.

Bueno, supongo que no les hará mucho daño a los diabéticos si los chocolates que les tocan al cantar línea se los quito cuando otra persona residente cante bingo, a quien se los quitaré en la siguiente partida, cuando uno de ellos cante línea. Al final de la tarde, volveré a guardar los chocolates, cuidando que la fecha de caducidad siga vigente.

Me entretengo con estas elucubraciones, porque lo que me cuentan es francamente hilarante.

-Supongo que me diréis lo que pueden o no tomar. Porque serán peculiares.
-Sí cada uno tiene sus peculiaridades. Ella aprovecha mi verbo; no atino a captar si es porque le ha gustado (buena señal) o porque no quiere que lo emplee para referirme a las rarezas de cada abuela y cada abuelo. Tanto si le caigo bien como si no, en estos momentos, es irrelevante.
Porque ella a mi sí empieza a caerme mal. ¿Será por lo mal vestida que aparece, con un vaquero viejo y una camiseta verde, comprada en el rastrillo? Será. Seguro.

-Verás, hay una, por ejemplo, que quiere su café a las 18:30. Y tuvimos un camarero antes y el primer domingo se le acercó a las 19:00 y le espetó:
-¿Cuándo tiene intención de servirme el café?
-Y claro, este camarero, pobrecillo, no sabía nada, porque cómo lo iba a saber.

El amaneramiento del joven que me entrevista va in crescendo. Seguro que el día del Orgullo saldrá a la calle. Pienso que este factor puede correr a mi favor.

-Bueno, si te llamamos, ¿tú podrías venir mañana? Para que te enseñemos la cafetería y eso.
-Y para los papeles del contrato.
-Sí, también.
-Claro, aunque ¿a qué hora? Porque tengo que hacer un par de cosas por la mañana.
-Como a las 12.
-Sí, entonces sí. Y del uniforme, ¿hablamos?
-Bueno, yo prefiero un mandil -dice él- y que cada uno vista como quiera. Pero hay gente que prefiere su ropa de trabajo. Si fuera eso, te lo compraríamos.
-Si te llamamos, será esta tarde. No apagues el móvil.
-Aunque si va en el metro...
-Cogeré el autobús.
-¡Ah! Entonces, nada.
-Bueno, pues ya está. Y ¿qué nos falta? Ah sí. el dinero -Marcos parece que va a explotar de la vergüenza del momento-. Veras en Marzo, como son unos 12 días pues el dinero es más. Unos seiscientos...
-Seiscientos cuarenta, me parece -añade Penélope, con seguridad. Debe ser la responsable de pagar las nóminas. Bueno, de confeccionar los recibos. Pagar, pagar, lo harán las monjas, con el dinero que les clavan a los abuelos, las subvenciones y los ahorros en salarios. Los hermanos de la santa hermandad, del santo refugio, honor concedido por felipe segundo y que han estirado hasta nuestros días. Algunos creyentes montan un puesto callejero y se les convierte en un edificio de más de 15 millones de euros. Es lo menos que se espera de un milagro. ¿Usará Penélope un móvil de los antiguos, los Nokia que duran y duran, o tendrá oculto un I-Phone entre las ropas? Difícil. Apuesto que es Marcos el del handy de apple. Ella, ella, ella, un sonyericson de por puntos, cambio de operadora, con cámara que facilite demostrar que el abuelo, llevar, llevar, era un garrafón de vino y no un termo con tisana.
-Pero como son tan poquitos días, en general, pues el salario es de 402€ al mes.
No preguntan qué me parece. Ya lo saben. Son 50 pavos diarios, en día no laborable y en turno partido. 5,55€ /bruto la hora, más el coste de seguridad social. Unos 7 la hora.
-Y te hacemos un contrato de 6 meses y luego otro y luego indefinido -añade Penélope.
-Bueno, yo no quiero mentiros. Esta actividad no es para toda la vida. Sólo para redondear mis ingresos.
-Claro, ¿para qué ibas a mentirnos?-interviene Marcos, cambiando el curso de la conversación.

Me acompañan hasta el ascensor. Se quedan con el curriculum en la mano, con la vida laboral y con un gesto de alivio, me despiden.

Bajo con el ascensor, abro la puerta y salgo a la calle, a respirar. Saco el móvil de la bolsa-bandolera, lo desbloqueo y lo apago. Como cuando entro en el cine. Para no molestar. Bueno, en mi caso, para que no me molesten.

A la mañana siguiente, al encenderlo, no hay señal alguna de llamadas perdidas. Mejor. una entrevista en la que nos hemos comprendido, perfectamente. ¡Qué alivio!

No hay mujeres en la Hermandad. Y las condiciones para ser admitido, además de la de ser hombre, son la de ser católico practicante y ser presentado por dos hermanos. Y pasar un periodo de prueba, sirviendo. (Texto encontrado por ahí, referido a la santa hermandad propietaria del asilo).
...
En la cola musical, entre los muchos jóvenes, no faltarán algunos de los 51 afortunados de la residencia de la tercera edad que la Hermandad ha abierto este año en la vecina calle del Pez, para la que ya hay lista de espera. ¡Esta Hermandad! Durante la Guerra Civil los indigentes defendieron la casa, ¡y a no pocos hermanos!, tras plantar una bandera roja junto a la aguja que corona la cúpula. (Texto publicado por el diario el mundo, loando al mismo colectivo)

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