31 de octubre de 2005

Pablo: Instrucciones de uso. La vida.


-¡Ay!

El compañero de cama ha finalizado su andadura. Tras clavar los tacos de goma en el teléfono móvil ha continuado su apalancamiento óseo apoyando la mano sobre los puntos de sutura de la herida. De mi herida.

-¡Que no trasdosee al chico, señor guardia! Grita la abuela, que acaba de hacer su entrada en la habitación, escoltada por la pareja formada por el guardia compañero de mi aliquebrado consorte y por Serafín.

-Señora, es que me siento muy sólo. Y muy malito.

El aspecto del más joven de los guardias le hace, en verdad, digno de lástima.

-Pero el niño no es de esos, oiga. Un poco de austeridad militar. Sea por el Duque de Ahumada, al menos.

-¡Que te están esperando, Pablo, vístete, hijo! Mi madre acaba de entrar. Como un ciclón.

-¡Está prohibido fumar! Acude la enfermera, rauda, al olor de la colilla del remedo de veguero que sujeta mi madre entre el dedo pulgar e índice, velado a ojos de los concurrentes, que no a la nariz.

Me levanto y trastabilleo, apoyándome ora en la pared, ora en los barrotes de la cama.

-¡Yo te ayudo! Dice mamá, caminando hacia mí, una mano estirada en señal de afecto, la otra esparciendo las pavesas del puro a medida que lo raspa contra las paredes.

-¡Que salimos ardiendo, señora! Y aún no hemos concluido el primer módulo del curso de prevención de accidentes domésticos.

-Venga, fuera. Usted también, que ya está curado.

Salen del cuarto la pareja de guardias civiles y Serafín. Parece que María y mi cuñado lo abandonaron hace un tiempo.

-¡Señora! ¿Tiene usted un espejito de mano? Es que me gustaría ver el aspecto que tengo ahora.

Quien habla así es el más joven de los dos, mi compañero de cama.

Mi abuela le acompaña al cuarto de baño, donde hay un espejo redondo de esos con varios aumentos. Cuando entra el agente la abuela enciende la luz y cierra la puerta.

-¡Ay dios mío! ¡Qué ojo me ha puesto! Se oye el lamento amortiguado por la puerta.

-¡Váyanse! Es mejor dejarle sólo en su desdicha. Se le pasará. Dice la abuela, mientras empuja a los dos hombres hasta el exterior de la habitación.

-Pero… Es mi compañero.

-¡Venga, venga! Tomaros un café en la cantina, que yo os lo envío dentro de un momento. En cuanto se le pase la llorera.

-Ponte esto Pablo. Venga hijo. No, así no. Levanta los brazos. Es que las faldas se visten por la cabeza, no por los pies. ¡Qué torpe eres a veces, hijo!

Levanto los brazos y con la ayuda de la enfermera, Cecilia, mi madre desliza la falda de la enfermera hasta que alcanza mi diafragma. La enfermera sube la cremallera a mis espaldas y gira la falda hasta que, a sus ojos queda en su sitio. Pero me faltan carnes para llenarla.

-En el lavabo hay un batín. Coge el cinturón y tráetelo, Mari. Mi abuela obedece. Abre el cuarto de baño. El guardia está sentado sobre la taza del retrete, llorando.

-Venga, venga, que eso en un par de días estará curado.

-Sí, ya. Pero mientras, ¿Cómo se lo explico yo a mi madre, que es camionera de transporte internacional? Que ella conduce un 40 toneladas con una mano, mientras habla por el móvil. Que ya le he dicho más de una vez que se va a buscar un lío… Y a mi padre. Que es sargento de los beltzas, de los antidisturbios vascos.

-¿Y vive tan lejos tú padre, hijo?

-¡No! Trabaja algunos fines de semanas. Haciendo suplencias. En las vacaciones más que nada.

-¡Anda, anda! Márchate que tu pareja estaba muy preocupada. Estará esperándote en el bar del hospital. Tú tomate un carajillo, dos aspirinas y métete pronto en la cama hoy.

-¿Y no puedo quedarme aquí? Sólo por esta noche. Es por mi madre. Para que no vea a su hijo así, tan derrotado.

-Este hospital es un ambulatorio. En realidad una casa de socorro. Así que no es posible. Además, que el seguro del cuartelillo del pueblo no cubre ese tipo de asistencia.

Quien habla así es Cecilia, la enfermera. Mientras tanto da dos vueltas en derredor mía hasta conseguir que la falda me quede sujeta con el cinturón del batín. Por debajo de ésta sobresale el camisón a rallas y abierto por detrás. La espalda se me queda compleatmente al aire. El escote debe ser memorable. De noche de galardones.

-Toma hijo. No te vayas a enfriar.

Mi abuela se desprende de su rebeca. A la altura de la pechera le ha añadido un rabito de zorro, prendido con un alfiler de moño, rematado con un abalorio en color cuarzo rosa y del tamaño de un albaricoque.

-Me lo ha regalado Ángel, el guardia. Cuando hemos ido de compras. ¡Qué amable!

-¡Gracias abuela! Pero no hacía falta.

-Abajo hace frío. Y ese señor te está esperando en la salita de fumadores. ¡Date prisa, venga!

Salgo de la habitación y giro hacia la derecha hasta encontrarme con un ascensor, delante del que esperan más de 20 personas. Así que observo los carteles de información hasta descubrir el icono universal de las escaleras de incendio.

A medida que avanzo encuentro más suciedad en el suelo. Me extraña, máxime al encontrarme en un hospital. En el rellano de la entreplanta, muy amplio, hay un hombre dentro de una máquina de acero, fumando. Sólo se ven la cabeza y una de sius manos. A su lado una mujer con bata blanca y estetoscopio cruzado sobre los hombros, también fumando.

-No deberías fumar, Luis. Y menos dentro del pulmón de acero.

-Es mi naturaleza, doctora. Mi naturaleza.

Frente a mi se abre una salita algo mayor y con varios asientos pegados a las paredes, los típicos asientos corridos de una sala de espera.

Una pareja de guardias civiles mujeres custodian a dos hombres que permanecen de pie junto a una columna de acero a la que parecen sujetar desde ambos lados. Al acercarme veo que están esposados a la columna. Las guardias hablan.

-Pues que me han dicho que no. Que la seguridad social me cubre las de 500 gramos. Pero que la segunda operación para colocarme las de 1.500 gramos, las gordas que quiere que lleve mi Pepe, la tengo que hacer por lo privado. ¡Qué vergüenza!

Quizás no sean dos mujeres. A simple vista lo parecían. Los dos hombres resultan ser Drogba y el panocho. No me han visto, así que continúo observando a las personas de la sala intentando pasar desapercibido. Aquí parece fácil.

La mugre y basura se acumulan en este espacio; dos personas que parecen enfermeras se aproximan a cada quien está fumando y le suministran un envase de yogur, de cristal y vacío, para que depositen la ceniza.

Una mujer vestida con un traje fosforescente, del mismo tipo que emplean los trabajadores de la limpieza, está sentada en el suelo, en postura de loto. Sujeta entre sus manos una pancarta que reza: Convenio de pesca ¡Ya! A su alrededor el suelo parece una feria del envase: bolsas de patatas fritas y gusanitos, latas de conservas vacías, cartones de vino, dos cajas de plástico amarillo con restos de hamburguesa en su interior, quitas de embutido, papel de plata, latas de refresco... y algunas personas.

Cuatro mujeres vestidas con una bata similar a la mía, pero de color rosa, comparten una pizza sentadas en el suelo, mientras leen un pastiche contra la bulimia.

Un poco más allá, un celador se afana en quitarle la jeringuilla a otro paciente. Se acerca una de las guardias civiles.

-Doctor, ¿necesita ayuda?

-¡Gracias! Es que se me ha escapado y ha vuelto a las andadas con el aceite de mentol.

-¿Qué? La guardia civil parece no comprender lo que sucede. Yo, tampoco.

-Que intenta inyectarse aceite de menta porque no le gusta el olor de la sangre, que se marea dice. Y como quiere ser cirujano, piensa que así evitará las lipotimias cuando tenga que intervenir a un paciente. Está gagá, ¿sabe usted?

Me alejo del tumulto y veo a un hombre, muy bien vestido, de unos 60 años, que parece buscar a alguien con la mirada. Al percatarse de mi presencia, sonríe.

-¿Pablo?

-¿Gervasio?

-Vamos fuera de aquí a un lugar más tranquilo

-¿Sabe usted lo que está pasando?

-¡La vida, Pablo, la vida!

Salimos de la sala por un pasillo. A medida que nos alejamos el tumulto queda amortiguado por la distancia. En un rincón, cerca de las puertas con cristaleras que dan acceso a la cantina les veo. María y mi cuñado.

Se están besando. Él tiene algo en la mano con la que estrecha sus nalgas. Parecen una bragas. Pero no creo que sea cierto. No creo que esto me esté pasando a mi y ahora.


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30 de octubre de 2005

Reflexión: Esto no es lo que parece


Persistencia: Mantenerse firme o constante en algo.

Se define el pobre persistente como aquel que ha sido considerado como tal en el último año y en varios anteriores.

El término tiene algo de actividad voluntaria que me choca. Igual los gurús que hablan en indi y se exhiben ante los turistas, con sus guedejas legendarias y sus uñas esculpidas por el tiempo lo sean. Persistentes.

Pero las parejas de indigentes que salen con una bolsita de alimentos del albergue justo a la hora en que se pueden cruzar con los yuppies de la capital que se dirigen a cualquier local moderno para ingerir una nutritiva pitanza por apenas 35€, incluido el sushi de atún rojo mediterráneo, quizás no lo sean.

-Usted es que no quiere dejar de serlo. Es usted un persistente. Así ¿Cómo vamos a hacer carrera de usted, señor mío? A ver. Denos alguna pista. Ilústrenos. ¿Pretende hacernos sentir mal a los demás?

El pobre no contesta. No entiende lo que dice esta señora. Como es polaco.

-¿Es eso? Usted está mal y como consecuencia, nosotros hemos de compartir el sentimiento. ¡Qué persistencia la suya! A ver si le pone remedio, porque caso contrario, tendremos que intervenir. Y seremos persistentes en la advertencia. Usted no sabe lo que podemos llegar a ser.

"A partir de diversas definiciones y de variables de ingresos o de gastos se contextualiza la pobreza en la Unión Europea"

Europa. Qué gran palabra. El otro día un concursante dudaba sobre la ubicación del Parlamento Europeo. Así que decidió emplear el comodín del público.

-¿En qué ciudad europea se encuentra esa institución? Enuncia el presentador.

El voto del público presente en el plató de tv dictaminó, por un aplastante 74% que la susodicha se encuentra en Bruselas.

El concursante fue expulsado con cajas destempladas -que es un tambor con el parche flojo para conseguir un sonido más sordo-, por ignaro, por no saber.

Y los parlamentarios, muchos de ellos disfrutantes de una sinecura que les corresponde por favores prestados más que por méritos propios (buscar la lista de servidores públicos europeos da como resultado una sorprendente orgía de apellidos y nombres de invitados a ese condumio salarial), van a recibir una carta por la que después del puente de todos los santos se deberán presentar en Bruselas.

Porque así lo ha decidido la gente. De la noche a la mañana tendrán que compartir habitación en un hotelucho de ínfima categoría, hacer cola para telefonear a casa y maldecir ante una sopa de col y un mendrugo de pan francés.

Así podrán ahorrar gran parte de los 7000€ mensuales que se han asignado y los 1500€ por cada viaje que realicen en avión.

A partir de la fecha en que entre en vigor la nueva soldada, vamos a proponer que los pertinaces pobres decidan sobre sus propios emolumentos.

Que fijen su salario de integración. Total, si son persistentes en la pobreza, tampoco se lo van a elevar mucho. Y encima nos harán sentir bien.

-Y tú, ¿Qué tienes en contra del Parlamento?

-Yo nada. Es el pueblo. Que los ha enviado desde Estrasburgo hasta Bruselas. Así los tienen a todos controlados y no necesitan repartir los insultos entre diversas ciudades francófonas. Una y no más. Que te sale un ¡Joputa! Pues con una carta a Bruselas resuelto. Luego se escanea, proyecta en pantalla cuando estén todos juntos, se traduce simultáneamente a las diversas lenguas del estado y resuelto.

Somos unos persistentes. En la pobreza y en el desconocimiento de lo que los inefables eurodisputados hacen por todos nosotros. Y por los pobres.

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29 de octubre de 2005

Pablo: Fasten your seat belts, sisters!


Tienden al miembro de la benemérita en mi lecho, de cúbito supino. Las botas quedan a la altura de mi nariz. Ha pisado más de una bosta, seguro. Y de gran danés. La bosta de Scooby.

El olor es contumaz. Tengo la cabeza girada hacia las botas, su pie derecho casi pegado a mi cara. No puedo girar hacia la izquierda porque al acostarle han atrapado mi mano izquierda debajo de su cuerpo.

La enfermera, mientras le atiende y limpia la sangre de su pómulo, creo, porque por el rabillo del ojo no se puede ver mucho más, pide al personal que abandonen la habitación.

Mi abuela y la pareja del propietario de las botas anestésicas salen de la habitación. Les oigo decir que van a comprar una falda. Seras también se apunta a salir de compras. Salen los tres cogidos del brazo. Que me recuerdan al negativo de este trío.

-Pues voy a fumarme un puro en el hall. Mejor en las escaleras de incendios. Seguro que allí nos juntamos todas las fumadoras.

Mi madre con su Farias. Esos puros gallegos que le mandan de Orense, de la antigua fábrica de tabacos. Algunas prejubiladas siguen haciendo esta labor y vendiéndola de estraperlo. Creo que suben hasta Madrid dos veces al año. Tienen clientes incluso en el parlamento y alrededores, según me contó mamá.

-¡Se me olvidaba! Tienes que hablar con este señor, que te ha llamado varias veces. Toma. Ya te he marcado el número añade, mientras me acerca el móvil. Lo sujeto con la mano libre, la derecha y me lo acerco al oído izquierdo.

-¡Dígame!

En otra situación hubiera colgado, pero en ésta no puedo hacerlo, aunque es lo que más deseo.

-Soy Pablo Eresmi…

-¡Haber empezado por ahí, hijo! Verás, como ya te habrá contado, bien tu madre, bien tu abuela –por cierto, qué señoras más estupendas,- soy Gervasio Blasfemo Malauva. He vivido muchos años en Burgos, hasta que me hice maqueto en la provincia de Álava, cerca de la Rioja.

Luego residí en Bilbao hasta que la gente empezó a mirarme mal porque tenía la costumbre de salír a la calle con un tricornio azul marino que heredé de mi abuelo. Bueno, en realidad lo birlé de su casa cuando andaba de cuerpo presente.

Claro que allí birló hasta su viuda, mi abuela, que se escapó días después con uno de los enterradores. ¡Ya ves! Bueno, volviendo a lo de Bilbao y mi salida precipitada de allí. Que yo no les decía nada porque salieran con boina y un molotov o una pistola en la mano… ¡En fín! A lo que iba.

Mi abuelo heredó unas tierras en Zamora, en la zona vinícola. Y cuando se puso de moda el vino este de la ribera conseguí que el viudo de mi abuela, el enterrador, un hombre de mi edad, me las mal vendiera.

Así que luego las coloqué a muy buen precio a unos bodegueros famosos, porque esos tíos a cualquier cosa que le pongan sus etiquetas, es que la venden. Son conocidos como "el genoma" porque la gente conoce sus marcas desde antes de nacer, casi.

De hecho, una vez, por probar, le puse una de sus etiquetas a una botella de leche fresca y la gente en la taberna: ¡Ponme otro chato, niño!
Y en dos semanas acabamos con los alcohólicos de allí.

Bueno, total, que les vendí las tierras y adquirí, a muy buen precio, eso sí, una parcela en Cabañas de la Sagra. Que te preguntarás con extrañeza por el cambio. De castilla a la mancha.

Pues se debió a que montaron una escuela de enfermería en el pueblo, para cubrir la demanda de la salud francesa, los hospitales y eso, invirtiendo de paso algo de los fondos europeos, porque se notaba mucho si no. Ya me entiendes! Entonces me puse de acuerdo con el alcalde de allí y decidimos hermanarnos con la ciudad de Tolousse.

¡Qué bien que suena, tulússssss! Que la e no se pronuncia en francés. Bueno, sí, se pronuncia, pero no siempre. Son muy suyos estos franceses. Pues conseguimos que la empresa esa, la ead me parece que se llama, la de los aviones airebuses, nos patrocinara junto con el aeropuerto de ¡tulússssss! y construimos uno en mis tierras.

Bueno, en realidad una pista de 400 metros de largo por 6 de ancho. Colocamos una caseta, que llamánbamos la embajada de Bulgaria -ya te diré porqué, ya- y donde construimos un servicio con su bidé y todo y un pequeño ambigú, como la cantina del teatro, que nos llegaron las chocolatinas estas de nestle, las redondas plateadas, incluso antes de inaugurar.

El negocio estaba claro. Porque con tantas enfermeras, que no hablaban francés y que estaban de tan buen ver, tan jóvenes y con un buen par de ¡Ya me entiendes, Pablo! Al menos 7 viajes cada una, ida y vuelta, ¡Ya me contarás!

Y sin competencia. Pues el alcalde y yo consideramos que así las chicas dejaban al novio apaciguado y sin miedo a que un francés tipo delón o uno más moderno como el olivier martinez se las beneficiara. Que ya sabes, hasta lo del francés, eso de la becaria y el presidente viene de allí. Que ¿Cómo lo ibamos a impedir? Pues muy fácil, Pablo.

Porque las chicas saldrían del pueblo al aeropuerto en una guagua propiedad del alcalde y volarían en uno de esos aviones modernos hasta ¡tulússssss! Y de allí al hospital, bueno, a trabajar, ya me entiendes, no como tú, que, por cierto... ¿Qué te ha pasado?

Antes de que pueda contestar, un pitido estridente y agudo me ensordece. Se ha apagado el móvil. Lo suelto sobre la cama, con tan mala fortuna que el pie del guardia, al tratar de incorporarse, lo pisa. Yo no voy a limpiarlo, desde luego que no Me he quedado sordo. Como raja este hombre. Que ha dicho que se llama, se llama... qué zumbido más molesto. ¡Y qué peste!

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23 de octubre de 2005

Pablo: Have a nice day, Mom.


La cama, siempre la cama. El cerebro me va a explotar. Creo que ya ha amanecido, apenas una sensación. Oigo voces. Estoy en un gimnasio, me pregunto qué pasa, pero apenas un murmullo de voces y relatos mentales inconexos me sugieren que sueño.

-¡Levanta, vamos, que tenemos que hacer la cama!

Suena tan lejos que ni me animo a confirmar las voces.

-¡Salta! Venga, ahora con las manos en la espalda, un esfuerzo más. El combo esperma, abdominales y al alcanzar los noventa grados presionar por detrás con dos dedos contra los testículos: ¡Fuerte! ¡Más fuerte! Eso es. ¡No os siento llorar! Arriba, venga, acabaréis haciéndooslo encima…

-Cariño, ¿Estás bien? ¿Te traigo agua? El doctor ha dicho que tienes que beber.

-¡Mamá!

Sé que yo he pronunciado las últimas palabras.

Abuso de esa palabra en numerosas ocasiones: Mamá. Abro los ojos. Bocabajo, cubito prono dicen los analistas, siento una gran presión en la pelvis. Me estoy haciendo pis. Se mezclan las sensaciones, como en la piscina, no sabes si estás excitado o miccionando, todo al tiempo. La habitación es distinta. No la reconozco.

Una mujer vestida casi de enfermera descorre las cortinas. Digo casi, porque lleva unas medias blancas que le cubren un tanga de diseño, blanco adornado con ribetes color rojo vino.¿Y la falda?

-¡Gracias, Cecilia! Le vendrá muy bien en estas circunstancias. Tienes que venir a merendar a casa. Te presentaré a quien tu sabes. Verás.

-¡MAMÁ!

-Dime cariño. ¿Estás bien? ¿Te has despertado ya? Te he traído unas magdalenas valencianas, de las que te gustan. El señor de Bimbo, que amable, me las ha vendido justo antes de recoger las del día anterior en la cafetería del hospital, porque ¡Verás! Resulta que las recogen casi todos los días, bueno, antes eran todos los días, pero ahora hay mucha gente y entonces les echan unos polvos y aguantan un poco más, pero los polvos no se notan porque los hacen en Roche, que creo que es una ciudad, y que le añaden incluso antibióticos y así estamos todos muy sanos, bueno, menos tú, que por eso te las he comprado porque si tienen antibióticos serán beneficiosas y eso… Hace calor aquí, ¿No?

-¿Estoy en un hospital?

-¡Sí! Estás es un hospital. Bueno, en una casa de socorro. Es como un hospital, pero de mentira.

La voz de María, inconfundible, me provoca una parálisis. Siento el latigazo desde la vejiga hasta el ombligo, la erección y el dolor… de culo, todo al tiempo. No vislumbro a María desde aquí.

Yazco de espaldas, así que el giro de cuello me limita la visibilidad. Aún no me he convertido en una gallina completa. Todo se andará. Tengo el trasero al aire, eso lo sé, porque noto fríos los glúteos, noto el frío en los glúteos. Mi culo convertido en una exposición permanente, el segundo sótano del museo de arte moderno de madrid; para mi, para mis jamones.

-¡Ay!

Junto, disjunto, conjunto a la expresión, el azote en el culo.

-¡Qué pasa chaval!

...De mi futuro cuñado.

-¿Qué hago aquí?

-¡Verás, técnicamente, te has partido el culo! Oficialmente, no has superado el proceso de selección. Le he dado a tu madre el cheque de la mutua, que asciende a la jugosa suma de 47,81€. Los impuestos los pagarás tú.

Ten una hermana, admírala, discute, combate, sufre y disfruta, para que acabe encoñada con esto, mi cuñado. Cuantas palabras con Ñ. Tendrían que desaparecer. Y él junto a ellas. Palabras.

-¿Alguien puede explicarme qué hago aquí?

-Te has caído y te lo has partido. Han aprovechado para limpiarte la fístula. Ahora, técnicamente, dispones de tres sonrisas: la de la cara, la del culo y la de la cicatriz. Pero el trabajo es tuyo. Así que tranqui, chaval.

¿El trabajo? Ya me acuerdo. La casucha aquella, la madame, las pruebas, el psicólogo. Pero aún desconozco mi situación actual, qué hago exactamente aquí. Mejor expresado, porqué estoy aquí.

-¿Por qué estoy aquí?

-Por un accidente. ¡Ay mi niño! ¿Estás bien? Dímelo, que llevo media hora sin descansar.

Habla así mi abuela. Vestida con una blusa rosa estampada con motivos otoñales –una liebre, un tordo, una torcaz- a la que no le ha quitado la etiqueta, que asoma a la altura del segundo botón de la prenda- y varios faisanes de plumas parcheadas por lentejuelas; una falda emeritense de color cúrcuma, unas polainas holandesas, blanco unilever y zapatos martita. Poema de abuela.

-¡Abuela! ¿Dónde estabas?

Mamá se enfurruña. Malos llegan a ser los celos.

-Con Seras, de compras. He venido en cuanto me lo ha dicho mamá.

-Estás… No me da tiempo a mentir. Acaba de entrar la madame con una pareja de la benemérita, la guardia nacional hispana.

-¿Es usted… ?

-¡Sí, claro!

-¡No nos amilane, porque esa actitud repercutirá sobre nuestra buena voluntad, pudiendo causarle desperfectos irreparables, que de otra forma serán inevitables!

-Cabo, deje que hable yo, si me permite.

El más joven de los dos guardias decide tomar la batuta, ejercer un liderazgo que le aproxime a lo que en verdad la comunidad espera de ellos.

-¡Chaval! O me cuentas dónde están esos dos o te corro a hostias aquí, miserere, digo, miserable.

La formación de los adultos es difícil. Aunque yo conocía, de pequeño, a un par de canallas que en el cole estaban señalados como violentos. Van a ser estos. Los han arreglado. Del todo.

-¡Al niño, ni me lo tocas!

-¡Señora, que no me hago responsable!

Dos minutos después que le calzara una buena hostia mamá, el renacuajo yace sobre la tarima de la casa de socorro. El mayor –de edad- habla con mi abuela.

-¿Dónde ha comprado la falda? No, por mi señora. Por llevarle un recuerdo de aquí. Como somos de Fuensalida y salimos poco…

-¡Fuera todos! La sargento primero de enfermeros ha hablado, provocando un alud de cuerpos y mentes al abrir la puerta. Energía desaprovechada.

-Y tú, relájate…

-¿Una cuña, por favor?

-¿Conduces o disputas?

Qué cuñado más jilipoyas. Ni trabajando en publicidad daría tal respuesta. Me meo.

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22 de octubre de 2005

Mi empresario no me mima

El trabajo duro lo están realizando ilegales, espaldas mojadas que se han trasladado desde otros estados. Ganaban poco más de 5$ la hora. En este trabajo, donde cargan neveras infectadas, detritos y otros enseres, donde reparan los tejados, donde quedan exhaustos tras 12 o 15 horas de esfuerzo, la paga se duplica.

Nueva Orleans se alivia gracias a su trabajo. Hasta 1.000$ a la semana si se esfuerzan lo suficiente. Quince horas al día, durante siete días a la semana, a razón de 10 pavos la hora. Esclavitud.

Para el profesor del iese, Pin Arboledas, el trabajo indefinido es “un matrimonio sin derecho a divorcio” para muchas empresas pequeñas. En un trabajo que publicó en junio en la revista HBR, señala que en nuestro estado apenas existe movilidad laboral. que las personas son reacias a trasladarse.

Salvo en la construcción –los obreros que salen a las cuatro y media de la mañana de su pequeña ciudad, trabajan su jornada de 10 horas en la capital y vuelven a sus casas bien entrada la noche- y en la hostelería. Ambos sectores afectados por el clima, otro tipo de temporalidad.

La gente quiere quedarse en su lugar de residencia, cerca de los suyos. Esto, unido al encarecimiento de la vivienda en las zonas donde mayor empleo se genera, produce una fuerte inmovilidad social. a lo que añade la falta de actualización de conocimientos de muchos trabajadores.

Para mi que la gente es sabia.

Si la comunidad de Madrid quiere llegar a los 8 millones de pops, de almas, cuando los expertos en urbanismo proponen núcleos urbanos mucho menores, para garantizar la sostenibilidad y el reciclado y los servicios, alguien se está limpiando el trasero con los proyectos de estos estudiosos.

Que la gente no quiera esclavizarse en un sitio infernal como esta ciudad es una muestra más de sabiduría popular.

Para el profesor, la temporalidad es un elemento que facilita la contratación, porque evita que el empresario se torture pensando en el coste de la indemnización por un futuro despido.

Si necesita mano de obra, la contrata, la paga y si cae la demanda, se deshace de ella.

Habla el profesor del contrato at will americano, por el que se despide sin problemas a cualquier persona y en cualquier momento.

También menciona a algunos colectivos profesionales que, debido a la naturaleza de su profesión, son temporales crónicos: actores, figurantes, algunos directivos especializados y... profesionales de los medios. Dice que es un modelo laboral que podría crecer en el futuro.

Seguramente el desarrollo de la marca personal lo permita. Pero yo pienso que esto es posible sólo para unos pocos. Aunque Andrés, el autor de la página, es muy optimista y quiere que todos tengamos nuestra propia marca. Dios le bendiga.

En nuestro estado, cerca del 34% de la población tiene un empleo temporal. Según el profesor, hasta un 10% de los contratos temporales se convierten en indefinidos.

Lo que el profesor no cuenta es que hay muchas empresas que están contratando por días efectivos de trabajo, que no respetan la jornada laboral, que dan de alta el lunes y de baja el viernes a sus empleados. Y que el trabajo que realizan no es temporal.

Lo que tampoco dice en su artículo es que hay grandes empresas que mantienen una estructura de trabajadores privilegiados, los antiguos, los pata negra, con todos los derechos y más, junto con las nuevas contrataciones, más baratas, sin antigüedad, con derechos reducidos frente a los de sus compañeros algo más canosos.

Empresas que contratan mano de obra durante 10 meses al año. Porque así no caen en la ilegalidad y pueden mantener trabajo temporal ficticio.

¿Es temporal la reconstrucción de Nueva Orleáns? Bueno, sí, llevará tiempo. No sé cuánto, pero se terminará algún día.

Decía Nino Olmeda, de Servimedia, en un programa de tv –no, en gh y ot no salen estas personas, sino en programas aburridos- que el hecho de que existan personas ganando 600 o 750€ al mes es lo que le parece bien al empresario.

Pero que el problema reside en que ese empresario nunca se establecería un salario similar para sí mismo.

Robert Castel, de la EAECS de París, es un individuo sabio, que defiende el mercado frente a las dictaduras, Pero también considera que el mercado como tal no equilibra el reparto de la riqueza. Y que los individuos tienen el derecho a la protección.

Sobre todo en una sociedad como ésta, donde una gran parte de la población se queda fuera del mercado de trabajo y que además son personas que no trabajarán jamás. Porque la sociedad ya no les necesita. No les han reciclado. Lo que saben hacer no nos interesa.

Pero lo que el empresario quiere hoy día en Europa, plena libertad de contratación y salarial exige que se piense “a sí mismo”, añade el sabio francés.

Porque si no es posible que exista una sociedad de iguales, al menos que lo sea de parecidos.

El empresario tendrá que ser más generoso en el salario, en el empleo, en las fórmulas de contratación.

Pienso que la indemnización no debería ser la excusa para esclavizar a tantos trabajadores.

Porque aquí también tenemos a nuestros espaldas mojadas. Que bajen las indemnizaciones.

Bueno, ya han bajado en varias ocasiones. Pero habrá que asegurarle algo a quien se queda en la calle. Un juzgado de Bilbao le ha concedido el 100% de pensión a un trabajador de 44 años que ha estado sometido a acoso en el trabajo durante más de dos décadas. Y además lo va a abonar la mutua. De por vida.

Asegurar la existencia digna de las personas quizás no sea una obligación de los empresarios.

Para eso ya están otras instituciones.

Ellos aprietan. Pero la mayoría es sabia. Aún nos queda Bilbao como ejemplo.

16 de octubre de 2005

Reflexion: Y si volvieras a nacer... ¿Qué te gustaría ser?

Proclama el nuevo anuncio de la marca de coches francesa en la que corre el campeón mundial de F1 en el 2005. Bueno, ya está bien de publicidad.

Con lo que tardo en encontrar las teclas, encima les regalo dos minutos a esos tíos. Yo sí que empleo un método ciego para escribir, ya sea con la máquina o a mano. Más incluso que el que usan los seres humanos para programar su futuro.

¿La respuesta a la pregunta del título?

Inteligente, sería la respuesta inteligente.

No obstante, poder elegir a la familia en la que vas a nacer es la respuesta que damos mayoritariamente en las encuestas. Incluso los investigadores sociales optan por esta última.

Quieren llenar los barrios como pedralbes de niños adoptados.

Como si el crecimiento dentro de una familia económicamente bien situada fuera la solución.

Bueno, a veces sí que lo es. Aunque otras muchas veces los vástagos no lo saben, así que les salen rana a papá y a mamá con bastante frecuencia.

Pero en el caso de que tú seas pobre, o que lo sea tu familia, elegir inteligencia frente a dinero será tu mejor respuesta. ¿Por qué? Bueno, si eres pobre, que al menos la evolución y el genoma te otorguen el don de afrontar los problemas a los que te enfrentes, con cierta soltura.

Claro es que la definición de inteligencia provoca discusiones, algunas bastante agrias. Así que uno llega a dudar entre ser inteligente o parecerlo. Esto último está muy bien visto socialmente, genera buenos dividendos.

Desde que algunos autores comenzaron a hablar de inteligencia emocional, la inteligencia general pareció entrar en crisis. Decían los emocionalistas que si te adaptabas con facilidad a las diversas situaciones sociales, si reducías la agresividad natural en tus respuestas, si eras no se qué, la sociedad te premiaría.

Y ponían como ejemplo al inventor de la fórmula del pollo frito y a la recepcionista que no grita por teléfono cuando la llaman ¡Desgraciada!. Confundir churras con merinas. Urbanidad y Trigonometría. Primero lo primero.

Pero visto sin emociones tienen su razón. Si no que le pregunten al hijo pródigo de la parábola. Cuando regresa pidiendo perdón por el mal que ha producido, la alegría inunda la hacienda de su padre… aunque el hermano echa chispas. ¡Qué poco inteligente por su parte! ¡Pero cuánta razón tenía al cabrearse!

Al lío anterior –al mío, porque la mayor parte de los inteligentes residentes en los barrios o pueblos de pozuelo, sancti petri o riazor lo entienden, claro- vino un psicólogo -otro más, jolines- a decirnos que había muchos tipos de inteligencia, hasta 7 según su modelo. Así que he pensado que de alguna de ellas hemos de andar bien servidos en casa.

Otros autores no le dan la razón a Gardner, el defensor de las diversas inteligencias y consideran que la inteligencia es única, definiéndola como la aptitud o capacidad para resolver problemas complejos, que es a lo que nos referimos la mayoría cuando afirmamos que alguien que conocemos es muy inteligente, se dedique a la poesía, a la creación de acontecimientos sociales, al estudio de las hormigas, a follar, a robar o... a estudiar.

Claro que entonces, vienen los asiáticos y se muestran muy inteligentes en problemas complejos de tipo mecánico, mucho más que los blancos.

Quizás es por ello que el video de casa jvc y la tv philips están fabricados por allí. De los componentes del ordenador, ni hablamos.

Pero en las mismas pruebas, su puntuación en razonamiento verbal daba pena... bueno, una exageración, como siempre que hablamos de las puntuaciones promedio. En general, se les daba mejor resolver un problema con piezas de Lego que con piezas de poemario.

Bueno, ¿Y cómo se hace una persona inteligente?

Pues también se discute sobre cuánto de inteligente se puede hacer alguien.

Pero no se discute hoy día tanto sobre el origen. La inteligencia, en un porcentaje elevado, nunca inferior a un 40% -aunque el límite superior estaría en el 80%- se hereda.

Mala suerte. Algo que el dinero no puede comprar.

Para algunos investigadores la influencia del entorno es muy elevada. Para otros, no.

El individuo inteligente sería capaz de modificar las condiciones de entorno para alcanzar sus objetivos. Así que es él el que influye en el entorno y no a la inversa.

Esta parece ser una hipótesis muy verosímil. De hecho las profesiones en las que una persona puede alcanzar mayores ingresos suelen ser demandantes de materia gris.

Bueno, si leemos los nombres de quienes destacan en ellas, comprobaremos que también demandan apellidos. Menos que antes dicen algunos. Yo no lo creo. Me he encontrado a un botín como diseñador de los mejores barcos del mundo. En la prensa, digo. Yo con estos no celebro nada. Soy poco inteligente, emocionalmente hablando.

Un pequeño handicap que se deriva de todo lo anterior, es que los inteligentes y ricos tienden, con el tiempo, a asociarse, a buscarse, a compartir los momentos dulces y salados de su existencia.

Como las redes sociales tienden a ser muy cerradas –incluso en el ciberespacio- las personas ricas e inteligentes, con el tiempo, suelen aislarse:

  • Viven en suburbios donde se encontrarán con otros, también muy inteligentes.
  • Se casan entre ellos. Porque si eres inteligente no buscas tu pareja por internet. Eres inteligente, ¿no?
  • Generan condiciones sociales y de evolución propias para la subespecie. Es decir, crean más dificultades para que los menos dotados mentalmente puedan evolucionar. Desde filtrar su entrada a los colegios que les gustan, hasta celebrar el cumpleaños de los de su camada con la asistencia exclusiva de algunos de sus congéneres, pero no de los otros.

En definitiva, que los ricos tienden a concentrarse en sus propios suburbios, a alimentarse de las mismas sensaciones y emociones, a crearse un mundo, en el que, por ejemplo, donar una parte de lo que te sobra es válido, pero compartir lo que tienes no –bueno, que también están dispuestos a tener relaciones con el servicio, con el jardinero y la mucama, incluso con los dos a un tiempo, pero sólo durante un ratito, claro-.

Al final crean condiciones inalcanzables para las otras subespecies. Para todos los demás. A pesar de lo que afirmé más arriba, sí que son capaces de comprar la inteligencia. Porque se rodean de inteligencia, la atraen y la comparten genéticamente al procrearse. Pero sólo un ratito les va a durar.

Respecto del entorno, los investigadores hacen una lectura preciosa.

Dicen que, mientras en las industrias tradicionales era fácil que el ingeniero en jefe -la inteligencia- se paseara por la planta y tuviera contacto directo con los obreros -lo que estrechaba lazos y provocaba intercambio de inteligencias, -tu hijo con mi hija, mi marido huye con tu inteligente mujer, la abuela se queda embarazada del señor conde, tu padre-, en las nuevas formas de empresa esto no ocurre.

El aislamiento es cada vez mayor. Y si se aplica la teoría del aislamiento a un bufete de abogados de prestigio, a una firma de consultoría, a una escuela de negocios o a una constructora de postín, el aislamiento de los más brillantes dentro de estas empresas o instituciones es muy elevado también. No mucho, muchísimo.

Desde la secretaria hasta el presidente, todo el equipo técnico habitual de inteligentes y ricos se aisla.

Una Universidad catalana invita a los first class de selectividad a enrolarse en sus instalaciones. Les dejarán salir con dos títulos. Matemáticas y e Ingeniería. Becas pocas. Bueno, igual patrocina alguna rica con hijos feos de verdad. Todo sea por la especie.

¿Tiene costes para la sociedad esta conducta, o tan sólo viene a confirmar la ley de la selección y la evolución natural de las especies?

Dice el docto Javier Sanpedro que si la evolución no es tal, sino que se produce por saltos evolutivos, por revoluciones en el genotipo y en el fenotipo, podría darse la paradoja de que existiera una especie nueva en la tierra, otro tipo de ser humano, más evolucionado que el actual, conviviendo con todos los demás.

Vamos que el hermano gafotas del yonqui de manoteras nº 45690, bajo es el nuevo hombre.

¡Qué interesante!

O sea que puede existir una superespecie, de pocos miembros todavía, habitando en distintos lugares, tanto en casas de ricos como de pobres -más en las de estos, porque el teorema de Bayes es de aplicación universal, no se puede comprar- y que supondrán, en conjunto, un salto evolutivo para toda la humanidad.

La principal diferencia entre las especies humanas, lo que hizo que unas sobrevivieran frente a otras, aparte de las guerras ente ellas, fue la inteligencia. Un cerebro más capacitado para resolver problemas complejos.

Ahora supongamos que ese nuevo hombre está entre nosotros. Pero que la endogamia entre los inteligentes y ricos ha provocado que su propia subespecie llegue al máximo de sus posibilidades. Como dice Medea en su página, el falloaleatorio, que se cumplan las leyes de Murphy y de Peter al mismo tiempo. Entonces el nuevo hombre podría haber nacido entre los pobres. Un millón de jesucristos en pie de guerra... psicológica apenas, no jodamos.

No hay muchas señales, aunque los ricos nos informan de que el señor gate, que vive entre ricos, por ejemplo, nació en un entorno de clase media... alta. Y muchos de los nuevos ricos del Forbes 400 no provienen de suburbios tipo la moraleja –que yo siempre me pregunto cuál es la moraleja de ese sitio. ¿Por qué los que viven allí, siendo tan listos, han mantenido un nombre de ciudad verdaderamente estúpido, del que además desconocen su origen casi siempre? Pura regresión mental. Hecatombe dineraria-.

Aunque la movilidad social es una falacia. No se da.

La posibilidad, ciertamente, existe. Así que, forzando los argumentos, la especie de los ricos debiera tener los días contados. Como decía Galton de la inteligencia en la aristocracia.

Entonces es que puede haber un grupo de superdotados, que aún no se conocen entre ellos, viviendo en los barrios marginales y que, en un futuro próximo, le den una patada al estilo de vida actual, provocando un terremoto en las condiciones de vida de la humanidad y ayudándonos a todos los demás a cambiar: para mejor o no es otra cuestión.

Yo espero, al menos, que todo mejore hasta que los neoneandertales consigan ocupar los espacios de los ricos actuales, hasta que nos hagan la guerra a todos los demás, la ganen y, entonces, vuelta a empezar. Pero eso les llevará mucho tiempo. Además que no se echa a la aristocracia así como así. Por muy imbéciles que se vuelvan sus miembros debido a la endogamia.

Bueno, igual son neoflorensis y convierten el extrarradio de Madrid en una nueva chueca village.

El futuro es prometedor. Aunque de momento, a ver si hacen los barrios más habitables.

Para que la endogamia lo tenga más difícil. Y los chicos del futuro crezcan en mejores condiciones.

Sean del color que sean. Porque la nueva especie no tiene color. Los tiene todos.

Como el coche evolucionado ese, de los cojones.

-¿Qué quieres ser de mayor, chiquitín, qué quieres ser de mayor, bonito?

-¡Tú verdugo! Contestó el niño, antes de que le cruzaran la cara.

Mañaco inteligente. Mañaco rico. Mañana inte-lirico. Viva la Boheme de Puccini.

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15 de octubre de 2005

Pablo: La pastilla de jabón apesta.



Me despierto con un ataque de ansiedad. No puedo respirar. Me ahogo.

Busco con denuedo una bolsa de papel, un florero vacío, algo que me sea útil para evitar la hiperventilación y no llegar a la anoxia que me estoy provocando, que me está provocando este proceso de decepción en que se está convirtiendo el de selección.

Ya ha amanecido y el sol, radiante entra por el ventanuco de esta buhardilla.

Al pie de la cama hay un calcetín.

Me lo aplico a manera de mascarilla y ejercito la respiración dentro, rebajando los niveles de oxígeno en sangre. Incrementando su aprovechamiento. O eso creo. Me calmo y me mareo, me calmo y me mareo.

Qué olor a queso, es asqueroso. Pero hay pocas opciones. Aguanto el olor a pies.
No se quien es el dueño del calcetín. Drogba o el peruano. Lo mismo da. Van a perder los pies en cualquier momento.

Van a terminar caminando con los muñones por los vericuetos de esta finca.

Tiro el calcetín, lejos de mi alcance y me voy al cuarto de baño. Giro la llave de la ducha. De la alcachofa mana un hilillo de agua turbia, que al poco se aclara. Está helada. El mareo se acrecienta. El agua se entibia.

El vaho que desprende mi cuerpo empaña el deslustrado espejo. Poco azogue y muchos años. Refleja una figura que apenas reconozco sin gafas. Y no es la mía.

-¿Pablo?

Todo el mundo en esta casa de pesadilla me busca cuando estoy en pelotas. ¿Les inspirará mi desnudo?

-Sí. Ahora termino. Con la boca llena de agua y las gotas delicuescentes sobre los párpados, apenas tengo conciencia de mi desnudez.

-Quería decirte que he hablado con mi hermano, bueno ya sabes, con Quautemoc. Quiero darte las gracias por lo que vas a hacer por él en la embajada.

Abro los ojos, me los froto y miro hacia el origen de la voz. Hoy está incluso más hermosa, si es que ello es posible.

-Pero si yo no… me resbalo, topetazo de adviento, mi culo convertido en un tapete sobre el enlosado, encontrando, ¡Oh, Fortuna! un trozo de jabón Lagarto en el suelo.

Se acerca con premura, agachándose, sus ojos a la altura de los míos. No hay mejor final feliz en este momento.

-Él no es mi hermano, pero nos queremos como si lo fuéramos. Desde que vine a este país ha estado conmigo. Incluso antes. Ya cuando me casé tenía relación con el peruano. Recuerdo su desesperanza en aquella estación de autobuses en Alemania.

-Yo había ido a recoger a mi novio y él se encontraba junto a una máquina de golosinas o de café, no lo recuerdo bien. Sus monedas, sus soles, no servían para esa máquina, así que intercambiamos unas palabras. Le cambié esos soles por marcos y le enseñé la instrucción, el misterio de las máquinas automáticas. Santo dios vending que pululas por las estaciones, venga a nosotros tu credo...

-¿Estás… casada? Su pelo chorrea sobre mis piernas, gotas depuradas por el filtro de su melena. Quiero padecer una enfermedad, que me salga un pólipo en la nariz, que pague el tratamiento el propietario del calcetín, que me atienda ella, que me invada su bocadillo de palabras, como en un comic.

-¡No! Lo estuve. Cuando viví en Alemania, como outslander, trabajaba en un Spar, un supermercado. Allí conoce a Klauss. Un auténtico cabronazo. Pero estaba enamorada.

-Descubrí que era un nazi, que se había criado en el Este, en Leipzig y que había estudiado medicina. Cirugía plástica o algo así. Hubo una movida extraña entre el partido en el que estuvo militando y la politzei, así que tuvimos que huir. Se le ocurrió emigrar a Sudáfrica.

-Acabó trabajando en una franquicia del hospital ese tan famoso, el Monte Sinai. Se especializó en fimosis y cosas del aparato ese –señalando a mi ese. Imagínate, un nazi con una colección de clase mundial de prepucios judíos y musulmanes. Muy pedagógico.

-Decidí regresar a este país.

-¿Y él, Klauss?

- Se enamoró de la mujer de un judío. Le operó y durante el postoperatorio ella hablaba mucho sobre la bendición que le había dado dios al conocer a su marido. Según decía Klauss, el prepucio de ese hombre daba para hacer dos fundas de silla o una de un sillón.

-¿Y porqué se embelesaron tanto con el deshecho humano?

- Parece que entonces existía una secta judía que veneraba a Goliat y para la que su marido había trabajado como captador de fondos. Le debió ir muy bien. Por lo que me contó Klauss, al enseñarles su cacharro a los incautos, caían postrados frente al cuerno de la abundancia.

-Debían pensar que todo aquello se podría transformar fácilmente en un hermoso plato de callos. Bueno, si hubiera trabajado en el centro de Madrid seguro que los pardillos lo hubieran pensado. O en Galicia. Yo, desde luego. En fin, que los dos, médico y familiar de paciente, contactaron con la secta, envejecieron el prepucio químicamente y esta lo adquirió como si fuera el que perteneció a Goliat. Compraron un deshecho a precio de reliquia. No sé qué pasó después.

-Ahora lo exhiben en exposiciones itinerantes por toda Cisjordania. Creo que vienen a Madrid y que lo mostrarán durante el Festival de Otoño.

-¿A tu ex marido?

-¡Qué gracioso!

Me ayudó a levantarme. Estábamos tan cerca y tan húmedos.

-¡Pablo! Una voz masculina. María se retiró de la zona de impacto, se acercó a la puerta, me lanzó un beso y desapareció.

-¡Hola!

-¡Hola, buenos días!

El intercambio de saludos llegó a mis oídos mientras cerraba el grifo, intentaba alcanzar una toalla de tamaño bidet que alguien había dejado doblada sobre el lavabo y me frotaba el trasero, dolorido tras la caída. Todo en uno.

Salí del cuartucho de aseo, sujetando la toalla con los dedos de la mano izquierda estirados al máximo de longitud, tanto como la ausencia de toalla exigía. El suelo de la habitación resbala…

Aterricé a los pies de panocho, después del costalazo. Apenas tuve tiempo de escuchar dos expresiones, que me sonaron a extrema unción:

-¿De quién coño es ese culo? Creo que lo dijo panocho.

-¡Acompáñenos al cuartelillo! Supongo que lo dijo un Guardia Civil. Sólo supongo.


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13 de octubre de 2005

Reflexion: Sobre la Felicidad




El libro de Richard Layard, La Felicidad, publicado por Taurus este año ha podido ser un fracaso en ventas en Hispania, sospecho. Como todo el mundo está tan cabreado.

Aún así, publican hoy en un suplemento de la Prensa un breve artículo sobre la felicidad.

Mencionan el cálculo de la FIB, la Felicidad Interior Bruta que impulsó en el reino de Bután su monarca y que se mide desde 1972.

La justificación de esta idea tan budista es que la prosperidad sea compartida por toda la sociedad dentro del respeto a su cultura y al medio ambiente. De momento y siendo uno de los países pobres de verdad, la esperanza de vida se ha incrementado desde entonces en 16 años.

Algunos estudiosos confian en mejorar el índice en otros paises. Ya saben que cuando la renta per capita se duplica, pasando de 8.000 a 16.000€, la felicidad también se eleva.

Pero esto no rige para los ricos.

Cuando el profesor pone a los vástagos de los ricos frente al siguiente dilema:

- Ganar un salario de 100.000€ en un suburbio donde los demás ganan 250.000€.
- Ganar un salario de 50.000€ en un suburbio donde los demás ganan 25.000€.

Se inclinan por la segunda opción.

Parece que les produce más satisfacción que los demás anden jodidos, peor que ellos a ser posible. Vaya con los futuros jóvenes urbanos.

Pero si le preguntas a la misma gente por las vacaciones, todo cambia. El 80% de las personas prefiere cuatro semanas de vacaciones aunque los demás tengan 8, antes que disfrutar de dos y que los demás sólo dispongan de una.

Un investigador se ha sorprendido mucho porque los sudamericanos parecen ser más felices de lo que objetivamente les correspondería por ingresos económicos.

El responsable en el Bután de hacer la cuantificación del FIB afirma que posesiones y felicidad no van necesariamente de la mano.

Así por ejemplo, mientras que en Guatemala se conforman con 23 millones de € para rehacer las vidas de aquellos que lo han perdido todo, el delegado marroquí en la ciudad de Oujda, un hombre serio y cabreado, afirma que Europa les tendrá que pagar mucho más de los 40 millones de € por la caravana de la muerte, de hecho ya ha calculado que por lo menos 120, el triple.

Que yo me pregunto: ¿A cómo le cobran a la Comisión europea el asiento de autobús que ocupa cada negro subsahariano en la caravana de la muerte ?

Layard habla de una nueva ciencia en torno a la felicidad. Muchas de sus afirmaciones son sorprendentes, al menos para mi:
  • Que el dinero no hace más felices a los ricos, salvo cuando lo pierden y vuelven a recuperarlo. Malas noticias para los pobres.
  • Que el dinero hace más felices a los pobres. Buenas noticias para los sistemas de Lotería Nacionales.
  • Que cuando las personas sometidas a un experimento deciden cooperar en lugar de competir, se les ilumina en el escaner cerebral la zona de las experiencias gratificantes.
  • Que un mundo con menos exigencias nos podría hacer a todos más felices. Decía ramón tamames, ese economista que pasó de miembro de la ejecutiva del partido comunista a escribir en el diario la razón -esto sí que es un romano, desde el punto de vista de Asterix, como el tío piquer en Catalunya, otro romano- que los países frugales permiten un nivel de vida medio elevado para todos sus ciudadanos. Como Dinamarca -esto lo añado yo, claro. Adoro ese país. Allí, por ejemplo, el carnet de conducir te lo puedes sacar con la ayuda de un conductor veterano, en lugar de con la ayuda de 1.800€ que se necesita en este.
  • Que las drogas naturales tienen mucho que ver en nuestra capacidad para ser felices. Esto es verdaderamente interesante. Igual nos salva la ingenieria genética. En las dos grandes utopías industriales, la de Huxley y la de Orwell, ambos mantienen que las poblaciones de su futuro se proveen de distintas drogas, en la de Huxley dependiedo de la clase a la que pertenecen, en la de Orwell, el soma, un producto equivalente a la coca masticada.
  • Que los seres humanos distinguimos bastante bien entre quienes se puede confiar o no.
  • Para Layard las drogas son nocivas. Para Huxley y Orwell no. Son lo que son. Y como tales son útiles.
  • ¿Estarán drogados los japoneses de esta anotación? No, están dormidos. Demasiado PIB unitario. Y poca felicidad.
  • Añade sir Layard que como los estadounidenses trabajan mucho, tienen un Producto Interior Bruto por individuo de aproximadamente un 40% más que, por ejemplo, Francia.
  • Pero también afirma que la percepción subjetiva de felicidad en los USA se estancó en 1975 y no se mueve. En Europa sigue aumentando.
A ver si alguien se decide por darles 8 semanas de vacaciones y la mitad de los ingresos. Que sonrían un poco.

Qué felicidad

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8 de octubre de 2005

Si te aburres los viernes: Investiga, ganso.


Pero, vamos a ver, es que sabemos alguno de nosotros, es que acaso se yo, tan listillo, ¿Qué presión puede llegar a soportar un pingüino estreñido mientras hace esfuerzos por expulsar la carga de toxinas y sustancias desechadas por su organismo? Pues no.

Venga, que me hago otra, para ponerme a prueba:

¿Cuál es la trayectoria que sigue una gota de brea en su descenso al embudo que espera recogerla allí abajo… en un plazo de 9 años? Pues tampoco. No. Sinceramente. Me rindo. Aunque si tuviera otra pista. La gota, ¿Llega por la mañana o por la tarde?
Bueno, sin desanimarme, vamos a por la próxima:

¿Es posible mejorar la autoestima de una mascota con una prótesis testicular?
En esta dudo. Si ya tiene testículos, puede ser. Como relleno, la prótesis le puede permitir a un perro de raza, digamos, shih tzu, competir con un elefante porno, por ejemplo. Un subidón de autoestima, claro. Dependerá del peso de la prótesis. Y de sus músculos, claro. Para sustentar la prótesis sin acabar hundido en el asfalto. En verano se le derretirá. Seguro.

-La respuesta no me ha llenado. Venga, otra más:

¿Podremos extraer alguna conclusión del análisis de la conducta de los saltamontes frente a las películas de la serie la guerra de las galaxias, que reduzca el número de víctimas humanas en combate real? No vale jugarse el planeta al monopoly y tampoco a los tejos, que te conozco.

-Bueno, esto, ¿Cuál es la vida media de una langosta de tierra? Porque la duración de la serie completa puede exigir que el visionado lo realicen tres generaciones. Y eso invalida los datos del estudio por excesiva mortandad de los sujetos y aleatoriedad no controlada. Vamos que si la abuela vive más que, digamos, el nieto, el registro estará contaminado.

-Viven como 67 días. Pero mientras alcanzan la infancia, luego la adolescencia, las maquillas para el estreno de cada uno de los capítulos y las haces esperar entre estreno y estreno un par de años o más. Es que la ciencia tiene límites. Así que pienso que van a ir todas las langostas disfrazadas del mismo personaje. No están para perder el tiempo. Ya lo has comprobado.

Las preguntas a las que, sinceramente, no he podido contestar, las han respondido algunos de los premios anuales del ig nobel, que desde hace 15 años organizan los editores de una revista americana.

Dos personas se han dedicado a estudiar la presión -¿rectal?- que soportan los pingüinos al defecar. Ig Nobel de Dinámica de Fluidos. Qué adecuado el título del premio que les han concedido. Como se trata de un premio anal, digo, anual.

Otras dos personas han dedicado su vida –una parte mínima, espero- a estudiar el recorrido de una gota de brea hasta escanciarse en un embudo. Los resultados del experimento se conocían cada 9 años, que era el tiempo que tardaba el bloque de brea congelada en liberar una gota y que esta alcanzara su objetivo.

Desde 1927 existe un registro, histórico, de los resultados. El registro no es longitudinal porque todas las gotas son distintas, aunque hermanas. Una de las dos personas galardonadas no ha podido acudir a recoger el premio. Ya había fallecido. D.E.P.

Más de 150.000 prótesis testiculares para mascotas ha conseguido vender el galardonado con el premio de Medicina. Las comercializa en tres tamaños y consistencias: soft, normal y endure. Ha declarado lo siguiente: “Mis padres me consideraban un idiota. Me gustaría saber que opinarían de mi en estos momentos”.

-Ya, pero ¿Y el innoble -así se denominan los premios- de Biología?

-Para los dos eximios estudiosos del aroma que expiden las ranas cuando se estresan. El estudio abarca 150 especies distintas de estos anfibios y batracios.

Me pregunto qué procedimiento habrán utilizado para incrementar su descarga fétida ante el miedo.

No, mejor dejo de preguntarme.

El que no trabaja es porque no cree.
Digo, porque no quiere… creer.

-Faltan datos, no te vayas.

-¡?

¿Quién ha obtenido el premio de la Paz?

-¿Las langostas de tierra? Bueno, la autora. No, la madre de la langosta no, la autora del estudio. Como han aguantado tanto o más que krishnamurti y gandhi juntos.

-¿Hay conclusiones definitivas, alguna aplicación de carácter práctico, algo?

-Creo que no. Como les colocaban un electrodo en el cerebro, muchas fallecían durante la operación.

-Mejor hubiera sido una encuesta a la salida del cine ¿no?

-Es que eran muchas. Las langostas. Una pasta. No hubo empresa que patrocinara el evento.

-¿Ni tan siquiera los de dreamworks, la empresa que fundó el director de la serie?

-Ya no invierten en ese proyecto.

-Al menos sabrás quien obtuvo el de Literatura.

-Pues no.

-Los famosos autores nigerianos del timo del tocomocho por correo electrónico.

-¿El qué?

-Nada. Si te invitan a colaborar en la liberación de un potentado africano enviando algunos euros que te serán generosamente reembolsados por él mismo en el futuro, ya sabrás de lo que hablo, ya.

Los datos provienen de la noticia redactada por Ana Alfageme en el diario el pais de fecha de hoy y de la página en internet de los premios. Las tonterías son mías. Bueno, parte de las tonterías.

Bueno, en realidad, las tonterías son de los premiados. Yo me estoy riendo aún.

Como venga la gota de brea y le joda el traje a la langosta de tierra, en casa acabamos con prótesis todos, aspecto de rana y estresados. Y encima, va el pingüino que hemos dejado de vigilancia y se pone enfermo. No ha tenido tiempo en estos 9 años, no, tenía que ser ahora, cuando hay que fotografiar la gota.

Gusto de noticia. Aún ando recogiendo granos de arroz del suelo y del mantel. Y de las paredes y de...

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7 de octubre de 2005

Reflexion: Schwartz, Niger, Noir, Negger, 黑色, Negrazo, Preto, 黒, Nero


Mafia rusa bienvenida.
Fascistas italianos, bienvenidos.
Delincuentes americanos, bienvenidos.
AlbanoKosovares salteadores de polígonos industriales, bienvenidos.

Delincuentes europeos, bienvenidos.
Empresas corruptas, bienvenidas.
Oligarcas, latifundistas, sableadores, especuladores, raleas humanas, bienvenidas.

Pero sed blancos, por favor.

Tanto miedo, tanto asco, tanta muerte.

Cinco asesinados ayer.
Seis asesinados hoy.
Un corralito de seis metros.
Un corralito de tres metros.
Un corralito más grande, dos corralitos, mil corralitos.

Hispania es uno de los países con menor densidad demográfica de Europa. Vez y media la extensión de Alemania. La mitad de la población. Un porcentaje elevado de extranjeros, pero muchos menos que en otros países.

Tropas en Afganistán. Sudamericanos enrolados en el ejército hispano, reclutados por miles de euros, entrenados a precio de vizconde, engatusados, … blancos, bajitos pero blancos.

Y tanto miedo al color negro.

SchwarzNegger. Actor afamado. Hoy gobernador. De California.
Actores al poder. Ya que los políticos no saben actuar, mejor un profesional.

¿Su apellido?

Significa Negro Negrazo. Schwarz, negro; Negger, igual pero despectivo.

Níger, Nigeria, putas negras liberadas en la Casa de Campo, en la Castellana, en las calles importantes, en los hoteles de lujo. Negro, negro, negro.

Con una bolsa de pipas negras, una botella de agua, 10 euros y un billete de ida soltados como perros en la plaza de Murcia, en la plaza de Almería, en la plaza de Alicante, en la plaza de Barcelona, en la plaza de tu calle, de la mía, de la de todos.

¡No quiero más negros! Dice el que se apellida negro. Negroni es el nombre del cocktail con el que se embadurna el alma en el bar de moda.

Cuenta Cecilia García en un periódico, que recuerda cómo de pequeña la dejaban en un corralón, un parque de bebé, encerrada, mientras los adultos de la casa se dedicaban a campar por sus respetos, a buscar libros, a tomar cosas de la nevera, a campar por sus respetos.

Y que ella intentaba huir del corralito, salir del parque, conocer la buena vida. Como los schwarzies, los negros negrazos lo hacen, mirando desde ese marruecos gobernado de forma detestable desde que nació como país hasta hoy en día, miran lo que hay más allá del corralito.

Pues la mayoría de los que miran y quieren acceder a lo que hay al otro lado hablan inglés y francés, uno u otro, mejor que cualquier presidente, que cualquier legionario, que cualquier imbécil de los que les pone trabas y los suelta, con una bolsa de semillas de girasol manchegas y cuatro monedas en el centro de cualquier ciudad de origen árabe del sur europeo.

¿No hacen falta legionarios?

Anda que llamarse negro negrazo de apellido y condenar a muerte en enero de este año a un blanco desvalido, mentalmente discapacitado.

Schwarnegger. Negro Negrazo.

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3 de octubre de 2005

Pablo: The room remain the same


Me despierto, sobresaltado por el ruido que producen en algún sitio los objetos que han caído al suelo y los gritos que les acompañan.

-¡Suéltalo, cabrón, que es mío!
-¡Te digo que lo sueltes!

Me giro dentro del sobre, confiado en encontrar el silencio, el arrullo necesario, pero me vuelvo inmediatamente, al notar los restos de fluido junto al muslo. A ver mañana, cuando cambien las sábanas. Lo peor es que será María, a buen seguro, quien las tenga que cambiar. Compuesto y sin novia.

Bueno, no es mi novia, pero yo la siento tan dentro como una perdigonada a la altura del diafragma. Su recuerdo me deja sin aliento.
-¡Neec, ñeec!

-¿Qué es esto? ¡Pimpollo, que te has ido de bamby abandonado, le has zurrado a la zambombito!

Me giro al oír la voz. ¡No puede ser! ¡Otro tío en la cama!

-¿Qué haces aquí, caracartón?

-¡No se pase, bamby, que mi nombre es Cuauhtemoc! Hijo de Adicas, Adicas Reboch. Ya sabés que me presento como luchador mexicano, de Oaxaca. Mi apellido Orthon, es un homenaje al novio de mi madre, un luchador de grecorromana del siglo pasado.

Pero he venido a hablar de negocios, porque me debés una.

-¿Que te debo una? ¿Una qué?

-Mirá, si no es por mí, aún andás haciendo pruebas físicas. La madame tenía una buena lista de pruebas pendientes. Yo le dije: Andá no más y dejar a los muchachos que pelién con nosotros. C’agan cosas de hombres, no más tómbolas de gimnasia sueca ni de pilates. Y ella me hizo caso. Con una condición… Por eso me debes una. Tuve que satisfacerla. Así que te corresponde corresponderme.

-Yo no soy responsable de las pruebas. De ninguna de ellas. Si lo fuera, me metería en el calabozo de la benemérita voluntariamente, por, por, por…sandez, eso, por necedad reiterada. A propósito, ¿qué acento es ese? Tú no pareces mexicano. Y con esas pintas menos. Te pareces más a un subalterno de la cuadrilla del chino torero de los setenta.

-Soy peruano. Pero a fuer de viajar, un poco en la Cuba de mi alma, un poco en la Hispania, algo más en Tacuerambó, el Uruguay soñado, pues de todo cogí, bueno cogí y aprendí. Pero vamos al grano. Tienes que hacer de extra en la embajada de Japón. El sábado. Al mediodía. Hay un banquete y te he metido en la cuadrilla de camareros.

-¿Qué? Estás majara. Yo pienso terminar las pruebas, irme a casa con mi abuela y esperar los resultados de esto. Además no soy camarero.

-¡Por eso te necesito! Como no eres profesional, nadie se sorprenderá de que manches a Fujimori y me hagas así el favor.

-¡No entiendo nada! ¿Quién es ese?

-El antiguo presidente de mi país. Y mi padre natural. Necesito una muestra de su ADN para recuperar mi buen nombre y el de mi familia. Y de paso la buena plata que en verdad me pertenece.

-¡Ya! Así que voy, me visto de camarero, mancho a un hombre y con eso ya tienes el lo que sea. No debe ser tan fácil, si no ya lo habrías hecho tú. O María, que es tu hermana.

-María no es mi hermana. Me llama hermano porque vivimos una temporada en USA, en el barrio negro de Washington y allí nos llamamos todos hermanos, brother. Y lo del ADN lo vas a obtener fácilmente de alguna de las tres S: Sangre, saliva y semen.

-¡Estás loco! O sea, que tendría tres opciones: Sangrarlo, besarlo o mamarlo. Vaya favor que me pides. Y sin deberte nada. Mejor le tiro del pelo, le arranco un buen mechón y salgo corriendo por la puerta principal. Total, así conseguiría que me dispararan y se acabaría todo esto.

-¡No comprendés, guey, estás impresionado! Verás, te acercás a la mesa, le vertés un poco de salsa wasabi mientras aderezas su comida, te disculpás, le acompañás al waterclos para que se asee un poco, le limpiás con el lito sobre el pantalón, suavito, lo calmás un poco, bajás su cremallera, lo trabajás como la señorita aquella al presidente y ya está. Escupes sobre el lito y la muestra es nuestra.

-¡Que no quiero! Que eso es una marranada. ¡Qué es un lito?

-Pues con el luchador, con Drogba, no debió parécetelo. María les vió en esta misma cama.

-Un error. Ya se lo explicaré.

-Bueno, nos queda la saliva.

-Y cómo la obtengo.

-Padece de sialismo.

-¿Qué?

-Que la boca se le llena como a un animal rabioso cuando se excita.

-O sea, que le hago una mamada y con la excitación me llena la coronilla de babas. Después me paso la mano por la zona de la tonsura y lo que recoja lo hecho en el bolsillo de la chaquetilla de camarero. Luego escupo en el otro bolsillo y así, con las dos muestras nos aseguramos. Si quieres, al final le apuñalo con una paleta de pescado y se la llevo a la policía científica. ¡Será posible!

-¡No! Basta con que le pidas que hable, mientras le aseas la mancha, de su salida precipitada de Perú. Se excitará hablando. Para mayor seguridad, dile que te lo cuente en japonés. Entonces saliva mucho más. Le limpias con el lito y se acabó. ¡Tienes que hacerlo por mi!

-Bueno, ya lo pensaré. Si no me sale trabajo de aquí al sábado, lo pensaré. ¿Cuánto pagan por el extra ese?

-Son 200 €. Pero el maitre se lleva un tercio y el jefe del rango otro. El smoking te lo alquilan por 150 €. Pero si les gusta como trabajás, te pueden buscar más extras. Dos a la semana, como mínimo. Las propinas van por puntos. Dos para vos y 98 para el equipo de dirección, el maitre, el jefe de rango, cocina… ya sabés.

-Bueno, hala, afuera. Ya hablaremos mañana. Aquí no hay quien duerma.

-Antes de irme –saliendo de la cama- ¿Tienes algo con lo que me pueda limpiar?

-Límpiate en la cortina. Si total.

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2 de octubre de 2005

Reflexion: A diamond lasts forever. People don't


¿Existe algo entre el trabajo de esclavo y la posición que ocupa el patricio moderno?

Este es un enlace a una serie de fotografías que muestran el viaje de un diamante que según reza la publicidad, "es para siempre".


Mientras tecleo compruebo que:

  • No he perdido dedo alguno de los 10 con los que nací, por motivos laborales.

  • No llevo diamantes o algo que se le parezca.


Hace años, Mientras visitábamos las instalaciones de una industria básica, de esas de la época de las chimeneas , una persona del grupo de consultores comentó, entre agitada y demudada:

-¿Te has fijado en las manos de los obreros?

-No, -le conteste- qué les ocurre, ¿Las tienen sucias?

-¡Las tienen melladas!

-¿Qué?

-¡Que a la mayoría les falta una o más falanges en uno o más de sus dedos!

Cuando me fijé, creí estar en África.

Era cierto.

Entre el trabajo de esclavo y la posición de patricio, alfarero.

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